Revista Comunicación

El discutible poder de la red

Publicado el 22 diciembre 2010 por Jackdaniels

Hoy la red está sumida en el alborozo porque ayer no se aprobó la Ley Sinde. Enarbolando la bandera de la defensa de un derecho fundamental como la libertad de expresión, Internet se ha movilizado y ha utilizado todo su potencial para oponerse a la aprobación del desatino y mostrar al mundo su disconformidad. Y ha dado resultado, por fortuna.

Tenemos motivos más que suficientes para estar contentos y, también, para estar muy, pero que muy tristes. Contentos porque hemos sido capaces de parar con la movilización y la protesta una ley que atenta contra uno de los derechos fundamentales protegidos por la Constitución Española. El poder ha tenido la ocasión de vivir en sus carnes la fuerza de la Red. O eso creemos.

Pero tristes, muy tristes, porque con la oleada de recortes puesta en marcha por el gobierno a expensas de los dictados de los mercados se cercenan no uno, sino bastantes más derechos protegidos por la misma carta magna y no hemos sido capaces de decir ni mú. Ahí a la fuerza de Internet le ha ocurrido lo que a las gaseosas, que toda ella se les escapa por la boca.

Mientras hemos sido capaces de orquestar una movilización sin precedentes en defensa del sacrosanto derecho a la libertad de expresión y del derecho a descargarnos gratis nuestras series favoritas para disfrutarlas las plácidas tardes de los domingos aburridos, hemos permanecido impasibles y estáticos, y todavía lo estamos, cuando con otras leyes y medidas se están cercenando derechos tantoo más importantes como el derecho al trabajo, a la libertad de sindicación, a la elección de empleo, a un nivel de vida adecuado, al acceso a la educación, al respeto y la protección de la familia, a la ciencia y la cultura, a la seguridad social, a la asistencia social y médica, a una alimentación adecuada y a las prestaciones de bienestar social. Todos ellos amparados y protegidos por la misma Constitución que nos tiramos al ruedo a defender.

Por eso me pregunto, como Nacho Escolar, ¿a qué esperamos para empezar a protestar? No hablamos de ilegalizar el coche para salvar a la diligencia y los caballos, sino de impedir que se desmonte como un mecano lo que tantos años y sacrificios en las vidas de tanta gente ha costado construir. Es ahí donde de verdad se tendría que ver el poder de la red.


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