Aplausos para Dominic Cooper por su doble papel. Uno como un hombre adicto al sexo, demente, con un abuso de poder e ira extremo, y un claro ejemplo de terror (No tanto como debería, ya que el guión no explota todo lo que se puede a un personaje terrible). Y otro como un hombre íntegro, que lucha por su país de una manera honorable. Por desgracia, el resto no está tan inspirado. Ni la dirección superficial rondando el desastre hacia el final, ni el libreto que olvida la idea original para centrarse en un drama sexual poco motivador, apoyan la gran interpretación de su protagonista, en la que por momentos dudas si son dos actores distintos.
Mi Puntuación: 6.5