El dolor...

- ¿Y qué quiere hacer usted con el dolor?
- Quedármelo
- ¿Quedárselo? ¿a cualquier precio?, ¿no sería mejor que se deshiciera de él inmediatamente?
- No

- ¿Y cómo espera sentirse con él dentro?
- En espera
- ¿En espera?, ¿esperando a qué se haga insoportable? ¿a qué se adueñe de su alma? ¿a qué le recuerde cada día sus orígenes?
- No exactamente
- ¿Y entonces?
- Me propongo, esperar, esperar y hacer "apología de él" como una forma más de "sentirme viva", aunque duela...
- ¿De la misma manera que cuando usted está alegre, aburrida, ilusionada o en calma?
- Mi dolor más triste, sería despedirme de cualquier emoción que me abrace... Quiero que el dolor lo haga, para que forme parte de la historia de mi vida, de las batallas libradas, de las lágrimas derramadas, contribuyendo paradójicamente a alimentar el entusiasmo de las victorias...
- ¿Y qué lugar quiere darle?
- El que le pertenezca, por derecho... Pero ya no será alimentado... Ni con mis pensamientos, ni con lloros, ni con miedos, ni con suplicas, ni esperanzas... Hasta que llegue un día en que EL DOLOR, MI DOLOR, se convierta en "una cicatriz eterna", de la que sólo me acuerde, EN LOS DÍAS DE LLUVIA...

Palmichula