Revista Cultura y Ocio
Sintió un extraño regocijo al pensar que la realidad era lo que era, que no podía modificarse mediante el pensamiento. La muerte era algo natural aunque viniera acompañada de formas de dolor casi intolerables y tan profundas que uno quisiera perderse en ellas para abandonarse a la realidad perfecta del misterio.
Cees Nooteboom
(en LOS ZORROS VIENEN DE NOCHE. Traducción del neerlandés de Isabel-Clara Lorda Vidal. Ediciones Siruela.)