"Es una historia extraña e interesante, y el Sr. Michaelis, autor de una biografía de 1998 del artista NC Wyeth, marca bien el ritmo de la narración, ofreciendo muchas ideas y acontecimientos sorprendentes de la vida de Schulz. Sin lugar a dudas la parte más fascinante del libro es la yuxtaposición de información biográfica y reproducción de tiras de "Peanuts". Aquí vemos cómo, literalmente, Schulz representaba a veces situaciones reales y acontecimientos. Las tiras utilizadas como ilustraciones del libro "Schulz and Peanuts" se reproducen a un tamaño que obliga al ojo a esforzarse y están a menudo fuera del contexto de sus historias, pero claramente demuestran cómo Schulz utilizaba sus historietas para tratar con problemas personales. Descubrimos, por ejemplo, que en las escenas recurrentes en que Lucy molesta a Schroeder en el piano, la malhumorada y mandona Lucy hace las veces de Joyce (la primera mujer de Schulz) y el obsesivo y talentoso Schroeder es un sustituto de Schulz.
La lectura de estas tiras a la luz de la información que Mr. Michaelis desentierra, me llamó la atención no tanto por el hecho de que Schulz sacase material de su primer y problemático matrimonio sino por la simpatía que muestra por su hostigadora y por su capacidad de reírse de sí mismo.
Lucy, a pesar de ser dominante e insensible, en última instancia es una figura trágica, vulnerable en su persecución de Schroeder. El compromiso de Schroeder con Beethoven hace el amor de Lucy irrelevante para su vida. Schroeder ignora no sólo sus atenciones, sino también el hecho de que su genio musical se lleva a cabo en un juguete para niños (no muy diferente de un artista serio dibujando una tira cómica). El fanatismo de Schroeder es ridículo, y el amor de Lucy se desperdicia. Schulz ilustra el conflicto en su vida, no como una forma de autojustificación o de venganza, sino con una comprensión humana más grande, implicándose él mismo en la triste comedia. Creo que es una manera maravillosamente sana de procesar un mundo doliente. Por supuesto, sus lectores conectaban con la profundidad emocional de la tira, sin saber lor orígenes íntimos de ciertos temas. Dejando aparte sus defectos como persona, los personajes de Schulz tenían un corazón real".
(Extracto de un artículo de Bill Watterson en The Wall Street Journal)