Revista En Femenino

El Don de la Vulnerabilidad

Por Conojosdemadre @conojosdemadre
El Don de la Vulnerabilidad
Con el permiso de mi amiga Colo voy a seguir con la cadena de reflexiones en la que nos hemos metido sin querer. Hace unos días ella publicaba esta entrada, Fragilidad, y su último párrafo me dejó pensando..
Estoy convencida de que esto nos beneficia en muchos aspectos, porque la tensión sostenida también la respiran nuestros hijos y tanto como podemos precisar nosotras comprensión y aceptación, ellos son igualmente dignos de ello, sepan hablarnos o no, y precisamente al percibirlos en un momento difícil quizá estén tratando de hacernos llegar estos mismos sentimientos, su fragilidad
El círculo se puede extender también a ellos.

Es precisamente lo que destaco en negrita lo que me ha hecho pensar.. la fragilidad de los niños.. y yo voy a usar otra palabra.. vulnerabilidad.. porque los niños son vulnerables, creo que eso nadie lo pone en duda, sin embargo no me refiero a esa vulnerabilidad-débil del que necesita a otro para subsistir, no.. a lo que me refiero es a esa capacidad de pedir lo que uno necesita, de proveérselo él mismo a través de las demandas necesarias, sin el don de la vulnerabilidad la (super)vivencia se complica. Esto parece obvio, pedir lo que se necesita, pero a la mayoría de los adultos nos cuesta horrores pedir lo que verdaderamente necesitamos.. y es que se requiere de una gran fortaleza para ello.. fortaleza para mostrarse sin máscaras ante los demás y ante uno mismo.. y los niños la tienen! Ellos son auténticos.. se muestran tal cuál, con una naturalidad que a menudo nos deja pasmados.
Sin embargo, yo diría que en nuestra cultura todos los adultos viajan por la vida con una coraza bien gorda.. algunos de nosotros invertimos mucha energía en traspasar sus diferentes capas para mirar que hay dentro, para descubrir y dejar salir lo que con tanto empeño escondimos sin saber cuándo ni por qué. Y aquí está la cuestión.. en qué punto del camino un niño se pone su primera capa de coraza? y.. por qué? Mucho me temo que somos los adultos quienes, temerosos en nuestro cascarón y sumidos en la inconsciencia, sin conocer el poder del don de la vulnerabilidad, les alentamos a esconderse a ellos también. A mí, como madre, me preocupa éste hecho y me gustaría reconocer los momentos en los que puede llegar a suceder. Ya sé que no soy "el mundo" de mis hijos y que todo lo que intento evitarles lo encontrarán ahí fuera.. lo sé.. pero me gusta pensar que en mí y en su padre, por lo menos, tienen un refugio seguro y una referencia de trato digno.
Sin entrar en consideraciones teóricas sobre las corazas emocionales (que por otro lado, no las tengo) me parece lógico pensar que una forma de no contribuír a que nuestros hijos las necesiten es dejándoles ser ellos mismos. Porque ellos ya "son" cuando nacen.. no son proyectos de personas a los que nosotros, sus padres, debemos dar forma.. no.. no debemos "convertirlos en" ni limarles ningún rasgo que no nos guste. Y me refiero a lo innato, claro.. a su temperamento, a sus gustos y preferencias, a sus propios procesos para ir integrando el mundo que les rodea. Y ésto implica el aceptarles tal cual son.. una aceptación que en muchos casos nos va a enfrentar a nosotros mismos poniéndo en evidencia nuestras propias carencias.. tradúzcase "nuestras propias corazas" que se agitarán para realizar el trabajo para el que fueron creadas.. defendernos del dolor ante determinadas emociones. Una vez más vemos como el papel de madres y padres pasa por trabajar en nosotros mismos más que sobre nuestros hijos.
Y parándonos a pensar en esa capacidad de pedir lo que uno necesita, resulta apremiante atender las demandas de nuestros pequeños.. porque nadie pide lo que no necesita.. y ellos menos. Bien es cierto que a menudo no saben realizar una petición directa.. eso también nos pasa a los adultos.. y es entonces cuando algunos pueden interpretarlas como caprichos o incluso manipulación.. pero es importante interpretar estas señales como auténticas demandas y no dejar al niño con la frustración de no ser atendido. Aclaro que atender la demanda de un niño no significa hacer siempre lo que él pide.. porque no es lo mismo pedir un juguete de un escaparate, que un vaso de agua, o brazos, o ir en el asiento delantero sin sillita de seguridad.. habrá que valorar y en algunos casos mirar detrás. Sin embargo hay algunas necesidades que no se pueden desestimar como la atención, por ejemplo, donde desembocan muchas peticiones desplazas y algo bastante subvalorado en el mundo adulto para con los niños. Atención en forma de brazos, contacto, miradas, tiempo compartido.. eso es tan necesario para el niño como comer o dormir, es alimento para su ser auténtico. Escucho a muchos padres decir con desdén "lo que quiere es atención" como si estuvieran pidiendo la luna o algo a lo que no tienen derecho.. y que lo tenga que pedir así! eso no te hace pensar?! Si no atendemos sus demandas, en el sentido de considerarlas, puede que dejen de realizarlas y eso sería catastrófico.
Con todo ésto, veo mi papel de madre en los primeros años de mis hijos como una protectora de su ser auténtico.. en esos primeros años en los que el entorno tantísimo influye en el desarrollo de su persona. Luego ya extenderán las alas y alzarán el vuelo ellos solos.. y llegado ese momento me daría mucha tranquilidad el saber que mantienen su fortaleza.. aquella con la que nacieron, que mantienen el don de la vulnerabilidad que les permitirá darse lo que necesitan.

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