El “donoso escrutinio” pudo ser así hoy (con permiso de Cervantes):
(Entrada programada)
- Muy a nuestro pesar -dijo el licenciado-,parece que don Alonso perdió el juicio por leer insensateces y sería hacerle un favor mandar a la hoguera a tanto libro nefasto. ¿Qué tenemos ahí?
- “El lazarillo de Tormes”- contestó el barbero.
- Perdonémosle la vida, que aunque irrespetuoso y mordaz tiene cosas provechosas. ¿Y ese volumen tan gordo?
- “Las memorias de un ex regidor”.
- Según aprecio por la imagen del sujeto en cuestión, mucho papel me parece para tan corto mandato. Señora, abrid esa ventana y echadlo al corral. ¿Y ese otro?
- "Abluciones y ocasiones: memorias de una moza bravía sin oficio ni beneficio."
- Realmente espeluznante. Ya escribe cualquiera; aunque dudo que esta moza sepa coger el lápiz. Porquería para analfabetos. Que el fuego sea su destino. ¿Qué más?- “Cincuenta sombras del buey”.
- Lo conozco. Basura de la peor calaña. Pues vaya también por el mismo camino, que no veo en su lectura otro provecho que el beneficio del que lo escribió. A la pira con él.
Y así el ama, con ayuda del cura y el barbero, con mucho contento y regocijo, fue enviando al corral ventana abajo, uno tras otro, todos los libros infames que habían trastornado el juicio de su querido señor don Alonso Quijano.