Revista Cómics

El Dragón silencioso [Filosofía Ingame]

Publicado el 20 abril 2011 por Mugen

Autor: July
Colección: Filosofía Ingame
Sabor: ¡Riquísimo!

Recién publicado por Mugen el Jugando a… Dragon Age 2, es el momento ideal para una pequeña reflexión crítica y personal sobre el primer título, Dragon Age Origins.

El Dragón silencioso [Filosofía Ingame]

Dragon Age Origins me encantó, esa es la palabra: encantamiento. Es cierto que es un encantamiento poco depurado, como esos que paseábamos por Candelero con nuestro mago novel en el Baldur´s, pero que aún así no estaban faltos de maestría. Como en pasados filosofía ingame, voy a tratar de rescatar aquellos elementos que en mi opinión deben ser salvados de un videojuego, aquellos aspectos que en mi opinión sería recomendable que quedaran como ejemplo y modelo para futuros títulos.

Una de las críticas más sonadas, y que es también la de nuestro anfitrión y jugón Mugen, viene dada por el hecho de que nuestro personaje, frente a todo diálogo, no emite voz ni hace gesto alguno. Esto es, uno selecciona la frase que se quiere sea dicha, y automáticamente es dicha sin mediar verbalización ni gesticulación ni, en definitiva, emoción alguna; pero aquí, dónde los críticos ven un descuido, yo veo una virtud.

La aventura que se le presenta a nuestro personaje en Dragon Age es de una épica máxima, es una aventura de todo o nada. En el otro lado de la ecuación tenemos a un novicio en las lides caballerescas, un novatillo en esto de ser el gran héroe; un tipo inverbe, diría asustado, cuya heroicidad es un acto de moral suprema: cargar como el titán Atlas sobre sus hombros el destino del mundo.

El Dragón silencioso [Filosofía Ingame]

Así se encuentra nuestro personaje por ventura del destino, en circunstancias tales como las que vivimos desde el inicio de la historia; relacionándonos con demonios, con desdichados magos corrompidos, con nobles y legendarios guerreros; con un mundo adulto, ocupados unos en destruirlo, otros en salvarlo. Y ahí nuestro callado protagonista, concienzudo y paciente oyente, ni una mueca ni un mal gesto, ni sorpresa, ni tranquilidad, ni signo alguno de lo que su corazón siente; ¿y no es acaso el silencio la virtud del aprendiz, y la desdeñosa templanza el alma del guerrero? En mi opinión, el mutis característico de nuestro avatar, es el reverso de un respeto muy necesario para quien el mundo se le echa encima con toda su gravedad, reclamando de sus manos un acto de redención. Más sublime todavía, que no tenga voz.

Y no tiene voz, porque ésta es naturalmente ahogada por la severa tonalidad de los sucesos: por la voz profunda de los demonios, por la voz arrojada de los reyes, por la voz cansada y cadente de históricos guerreros; es como una gran sinfonía, entonces, ¿tiene acaso sentido dar relevancia en la orquesta, a un instrumento tan informado todavía, tan poco afinado como es nuestro novicio protagonista? ¿Debe sonar entre los graves violonchelos, entre las elegantes violas y entre el traqueteo de los platillos, la flauta dulce de nuestro pequeño heroicillo?

Dudo mucho que estas ideas hayan sido las causantes de ese mutis, quizás incomprendido, que reina el curso de los diálogos. Fuere como fuere, y por extraño que a priori os parezca, en mi

experiencia personal ha resultado ser un recurso hechizante, hechizo que se refuerza cuando la faz de mi elfo se recubre por la sangre del fragor guerrero; no hay miedo, no hay dolor.

Primer fan-art, obra de: Norwar
Segundo fan-art, obra de:Lyshantia


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