Revista Arquitectura

El drama de los #arquitectos españoles ¿Pero es que nadie va a hacer nada?

Por Bsajjq

autor | José Javier Quintana

Cada vez me cuesta más responder a esa pregunta. ¿Cómo se presenta el futuro? ¿Mejoran las previsiones? ¿Remontamos la crisis?

Me lo preguntan arquitectos sensatos, buena gente, se le ve cara de trabajadores, de amantes de la profesión, sí, de la Arquitectura. Es lo que tienen conocer de primera mano el estado real de muchos arquitectos que generosos o desesperados te abren la puerta de su vida profesional y muchas veces te llaman solicitando ayuda, las más cuando ya es demasiado tarde y no hay recursos ni financieros ni emocionales para encontrar soluciones.

El drama de los #arquitectos españoles ¿Pero es que nadie va a hacer nada?

Nadie les ha ayudado, ni siquiera aquéllos, sus maestros, les dieron armas suficientes para esta pelea.

Cada vez más se me parte el corazón cuando tengo que responderles y decirles la verdad, mi verdad, o lo que yo entiendo honestamente que es la realidad del sector de servicios profesionales de arquitectura en España.

De aquellos barros vienen estos lodos.

Años y años de no querer entender el sector de la arquitectura en clave macro, simplemente cumpliendo el expediente, eso sí que lo han hecho bien porque en el fondo es lo que les ha justificado y les ha permitido permanecen el tiempo, años y años de inacción de pensar que todo vale y todo cabe, nos han llevado a la situación actual.

Entender el sector de la arquitectura en clave macro significa equilibrar razonablemente oferta y demanda, mantener un número de escuelas razonable que de respuesta a una demanda media esperada razonable , cambiar el plan de estudios e incorporar nuevas materias necesarias para la práctica profesional –aunque sean optativas o a nivel de master- realizar el necesario proceso de re-estructuración del sector para conseguir empresas globales competitivas, mantener una comunicación fluida con la sociedad, en definitiva , trabajar por la competitividad del sector.

Sí, ese plan de competitividad que ha brillado por su ausencia, con la única y muy destacable excepción del COAC y su pla impulsa, que al menos acomete varios de los puntos importantes necesarios.

Sí, entender el sector, también significa defender nuestras atribuciones frente a otros terceros y eso se ha hecho siempre bien desde que yo tengo memoria y hablo de alrededor del año 1988, pero ha resultado insuficiente. A las pruebas me remito.

La situación en la que nos encontramos es catastrófica. Somos demasiados, no tenemos trabajo ni para la mitad, nuestra formación nos ha hecho profesionales poco versátiles, la sociedad nos percibe como arquitectos y le cuesta vernos como otras cosa, nuestras empresas no tiene “chicha” y no son competitivas ni en España ni fuera en el extranjero, etc, etc.

Aquello que pudo pasar no pasó. Aquel cambio que debió producirse en la profesión cuando cambió su status de profesión de “números clausus”, no se produjo.

Y por eso afirmo que de esos lodos viene estos barros.

¿Qué esto es una mierda? ¿Que no hay solución?

No, en absoluto. Sí, claro que la hay.

Solución a nivel macro existe y creo que en bsA hemos hablado largamente sobre el tema. Soluciones que deben tomarse en las instancias que corresponde, CSCAE y COA´s.

Solución a nivel micro existe también y pasa por tres caminos, (1) ser capaz de generar una oferta competitiva en el sector para seguir “trabajando de arquitecto”, 2) trabajar en otro sitio y (3) trabajar de otra cosa.

Y sí, se puede, hay que reunir fuerzas, mirar hacia delante, abandonar, dejar de lado los modelos de negocio caducos, emprender, adaptarse, sentirse vivo generando nuevas ideas, sentirse vivos haciendo cosas que interesen a nuestros clientes.

Cortar amarras con el pasado y dejarse llevar por las tendencias de futuro, no perder el tiempo quejándose, no dejarse llevar por el pesimismo, no anticipar las cosas malas que pueden pasar en el futuro, ser realista sí, pero no tener miedo.

No tener miedo, no sirve para nada.

Post escrito del tirón, seguramente porque necesitaba soltar la tensión acumulada durante todo el día. Escrito en el tren, en el viaje de vuelta de Barcelona a Pamplona tras haber realizado 5 sesiones de consultoría con 5 estudios catalanes.


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