La biografía de una persona está llena de sucesos positivos y negativos, de alegrías y de tristezas. Casi todos hemos pasado por la pérdida de un ser querido, lo que con frecuencia desborda nuestra capacidad de respuesta. El duelo es un proceso normal y todos tenemos nuestras propias estrategias de afrontamiento, pero en ciertas ocasiones éstas pueden volverse poco sanas o fallidas. Es por ello que cada vez más personas recurren a los profesionales de la salud mental en estos casos.
William Worden, remitiéndose a George Engel, señala: “La pérdida de un ser amado es psicológicamente tan traumático como herirse o quemarse gravemente lo es en el plano fisiológico. (…) El duelo representa una desviación del estado de salud y bienestar, e igual que es necesario curarse en la esfera de lo fisiológico para devolver al cuerpo su equilibrio homeostático, asimismo en necesario un periodo de tiempo para que la persona en duelo vuelva a un estado de equilibrio similar.”
Por lo tanto, el duelo es un proceso (no un estado) que implica tareas de elaboración de la pérdida que requieren esfuerzos. El duelo puede manifestarse en forma de síntomas físicos (pérdida de apetito, insomnio, síntomas hipocondríacos, etc.) y psicológicos (pena y dolor, fundamentalmente; aunque también pueden aparecer otros como, por ejemplo, el enfado). A veces también pueden aparecer sentimientos de culpa aunque sean infundados. Éstos son debidos a pensamientos de no haber hecho todo lo posible para evitar el fallecimiento de la persona o por no haberla hecho lo suficientemente feliz en vida. Como ya hemos dicho, aunque el duelo es un proceso normal, debemos evitar las estrategias negativas de afrontamiento y así evitar que se convierta en algo aún más serio.
Los duelos pueden ser de tres tipos:
Duelo normal. Suele seguir esta evolución que dura entre 6 meses y 2 años:
Duelo complicado. Cuando en su progreso aparecen factores de riesgo o señales de alerta hacia la evolución de un trastorno.Duelo patológico. Cuando el proceso de duelo va acompañado de una depresión, actitudes autolesivas, consumo de drogas, persistencia de molestias corporales, se alarga demasiado en el tiempo, etc.
Existen algunos aspectos que pueden hacer más difícil la elaboración de un duelo, como puede ser la dependencia emocional, la especial vulnerabilidad, la baja autoestima, las culpabilizaciones, la falta de apoyo, los duelos en etapas de transición de la vida (infancia, adolescencia, separaciones, vejez…), etc. También, cabe destacar que por el proceso de duelo no sólo podemos pasar por la muerte de un ser querido, sino también por la separación de amigos o hijos que se van lejos, por una separación o divorcio, por la pérdida de un trabajo o incluso ante un diagnóstico grave. En realidad, por cualquier circunstancia que suponga una pérdida emocional.
De modo que, por muy terrible que haya sido la experiencia vivida, siempre cabe la posibilidad de cerrar la herida. No se trata de olvidar lo inolvidable, sino de no sentirse atrapado como en una jaula por los recuerdos del pasado. Lo que se pretende es recuperar la capacidad de hacer frente a las necesidades del presente y de mirar al futuro con esperanza. En definitiva, ser capaz de atender a los requerimientos de la vida cotidiana, disfrutar de lo que se tiene en la actualidad y hacer planes para el futuro, aunque sólo sea para los días o meses inmediatos. Esto denota un camino claro hacia la recuperación. Recordemos que la vida tiene sucesos traumáticos y tristes, pero también nos trae alegrías y felicidad. Si cree que su proceso de duelo está siendo más complicado de lo habitual, acudir a un profesional es lo más sensato.
Si estáis interesados en escuchar un poco más sobre el tema, María Victoria Mellado (miembro del “Grupo de Trabajo de Duelo y Pérdida” de la Delegación de Sevilla del Colegio Oficial de Psicólogos de Andalucía Occidental (COPAO)) ha concedido una entrevista a Canal Sur Radio propiciada por la reciente festividad de todos los Santos, hablando sobre el proceso de duelo. También aparecen varios testimonios. Podéis escucharla aquí.
“Únicamente aquellos que evitan el amor, pueden evitar el dolor del duelo. Lo importante es crecer, a través del duelo, y seguir permaneciendo vulnerables al amor.”
John Brantner.
Dedico esta entrada a mi abuelo Ángel que nos dejó hace apenas un mes y medio y hoy cumpliría 96 años.
Bibliografía
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