Siempre dejo las cosas preparadas la noche anterior para que la mañana no se convierta en un caos nada más empezar la jornada. Estaba preparando la mochila y el almuerzo de mi pequeño cuando caí en la cuenta de las tortas de maíz, así que deje preparadas un par más, por si se acordaban y me las volvían a pedir, sobre todo porque no quería volver a ver esas caras de decepción.A la mañana siguiente mi hijo cogió su torta para comer camino al cole y yo recogí las otras dos y me las metí en el bolsillo, senté a mi hijo en la silla para ponerle el mandilón y ahí aparecieron, cuatro mariposas rodeándome y metiéndome las manos en los bolsillos mientras preguntaban "tienes, tienes", si tenía!!!! y la sonrisa volvió a aparecer en sus caras y mi mañana volvió a empezar bien.
Llevo un mes repartiendo tortas de maíz, no sé si soy el duende de las tortas o la loca de las tortas, pero se ha convertido en algo tan natural, tanto que por las mañanas Hugo coge siempre dos tortas de maíz, una para él y la otra me la mete en el bolsillo, para Eva, para Álvaro dice, para Merlín!!!. Es sencillo, son verdad, sin vergüenza, me resulta tan curioso verlos crecer y como su mundo se hace más grande, no tienen miedo a pedir ni a mostrarse como lo que son "niños".Hoy por primera vez después de repartir la torta me ha llegado una recompensa en forma de caricia, casi me muero de la emoción!!!!!, eso sí a mi hijo ya no le ha parecido tan bien eso de compartir caricias, todo tiene un límite dirá él, pobre.
La vida te regala momentos perfectos, fáciles y ese se ha convertido en mi regalo diario en mi momento perfecto.
Merlín es un lugar mágico capaz de sacar lo mejor de todos los que estamos unidos a esa escuela, es un lugar donde quedarse, un lugar donde construyen sueños......
Foto: Escola Infantil Merlín