Revista Filosofía

El duende de Valeria

Por David Porcel

Hay momentos en la vida de un profesor que resucitan el poeta que llevamos dentro. Son momentos provocados, misteriosos, que hacen presagiar milagros infinitos. Gracias, Valeria.

El duende de Lorca


Es capaz de hacerte perder el juicio, 

de pensar si alguna vez llegaste a tenerlo, 

a cómo hacer para conservarlo, 

para que no te devore las entrañas 

y ojos de loca no mire por encima del hombro. 


Para algunos es voz, 

otros perciben fantasma que tortura, 

Lorca llevaba un duende siempre en su nuca.

Yo, yo lo llevo dentro 

y sube y baja 

como, 

cuando 

y donde quiere.

Me susurra letras y tenemos conversaciones elevadas de tono. 


Luna, lluvia y púrpura 

ante mis ojos despiertos, 

solo ven y solo puedo oler sangre. 


Pellizca, tienta y ojo como

no lo apuntes rápido en el folio controversial. 


Pérdida de cabeza, 

pérdidas en tiempo y en un cuerpo. 

Sal, 

déjame, 

yo no te pedí salir, 

yo no pedí tu existencia, 

pero sé con certeza

que el día que marche 

hacia el atardecer tardío, 

mi alma y mi suspiro 

se llevará consigo.

Valeria García, alumna de 2º de Bachillerato del IES Miralbueno

El duende de Valeria

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