Cuando
esta columna vea la luz ya habrá comenzado la Liga del duopolio, la pedrea y la
tragedia. El duopolio del Madrid y Barça por el campeonato, la pedrea de los
medianos por ver quien ocupa del tercer al sexto puesto que den opciones a
jugar algo en Europa el año que viene, y la tragedia de ver quien pierde la
categoría ocupando las últimas plazas. Así, el Atlético en mejor posición,
Valencia, Real Sociedad, Sevilla y la agradable sorpresa de siempre, serán
quienes opten a la pedrea. Los demás
navegarán entre calmas chichas y tormentas descendentes.
Y
si eso ocurre en primera, con el interés añadido de ver cómo funcionan los
culés con nuevo técnico y fichaje de relumbrón, y los blancos con un retorno a
los jóvenes valores españoles y canteranos más un entrenador de categoría
personal y técnica indiscutibles; en segunda para qué vamos a contar. Será malo
que veamos unas plantillas con jugadores
veteranos llegados de la categoría de bronce o venidos a menos de la de oro,
más los sempiternos inquilinos de la de plata, y poca atención,
paradójicamente, a los jugadores jóvenes de sus canteras. Lucirán más éstos en
los equipos de primera división que en los otros porque suelen tener mejores
bases. Y también veremos en una y otra categoría una vuelta a los fichajes de
medianías de allende nuestras fronteras por aquello de que serán baratos, sin
percatarse de que las mejores inversiones son las derivadas de apostar por los
jóvenes valores propios.
Pero,
en fin, esto es lo que da la mata de nuestra reglamentación futbolística. ¡Que
ganas tenemos algunos de que haya pocas normas pero radicales! Por decir
algunas cabrían esas de que no se
pudiera jugar en tercera por encima de los veinte años, en segunda ‘b’ con más de
veintitrés y en la de plata superando los veintiocho; salvo, por méritos
adquiridos en el propio club con algún campeonato o trayectoria ejemplar que
lucir, o la circunstancia de haber sido internacional con España o cualquier
otra selección. Y, es que, exceptuando a quienes tengan algo que enseñar, ya me
dirán ustedes qué puede aportar al deporte rey un treintañero en las divisiones
inferiores si no ha sido capaz de hacerlo hasta entonces con sus coetáneos. Al
final son sacaperras, extiende vicios y arruinadores del esfuerzo de muchos
entusiastas que con su trabajo y dinero mantienen equipos heroicamente en las
categorías inferiores de nuestro fútbol. Lo que señalo supondría de inmediato
un abaratamiento general del fútbol español con efectos tan beneficiosos en lo
económico como higiénico en lo deportivo.
Y
llegamos a los bocas, bocazas, boquerones y vocerillas del verano.
Mourinho ha dicho que el Madrid es política más que fútbol y
que él ha entrenado al verdadero Ronaldo.
Seguramente sueña con haber sido algo relevante en nuestra desvalorizada democracia, aunque no pasara en tal alegoría de sereno
barriobajero de turuta y boina capona. En cuanto a lo de Cristiano, gracias debería dar de haberlo tenido pues de lo
contrario no habría ganado nada y probablemente hubiera durado menos aún en el
Real. Este mete dedos lunático va a soñar con el Bernabéu toda su vida porque
no se verá en otra igual, y con el fútbol español por sus frustraciones
narcisistas.
Arbeloa ha hecho protestas de agradecimiento infinito al
anterior, seguramente por haberle inculcado el freno y
marcha atrás en cuanto le dan el balón, porque antes de él algunas veces se
atrevía a pisar el área contraria recordando sus tiempos delanteros juveniles.
¡Que pena!
Pérez ha proclamado respecto a Bale que 100 millones le parecen mucho para
todo. Otro con amnesia, porque no recuerda los ochenta que pagó por un tal Kaká al que todavía se le espera por
Chamartín. Ni los treinta por Coentrao
o los cerca de mil en su paupérrima andadura presidencial. Y sí luce, sin
embargo, a Cristiano, que también costó lo suyo gracias a Calderón, que fue quien lo fichó.
Y
a nivel local, quedémonos con una
desgraciada medianía que atiende por Sutil, que, al parecer, alguna
vez jugó a la pelota. Ahora, a falta de equipo a quien engañar, se
dedica a insultar a algunos aficionados murcianos. Ya dijimos cuando
menospreció a los cartageneros hace un par de años que con bozal luciría mejor
que con borceguíes; ¡un zurrón y con las ovejas!, que es su sitio.
Ojalá,
reiteramos, que los obligados canteranos aporten interés a nuestro fútbol.