-El Efecto Ángel- por Lucasx
Una noche sin Luna, mucho tiempo atrás, tuve un sueño inquietante. Y fue tan real, que me dejó con el corazón en la boca. Un grupo de jóvenes, caminando por el centro de una ciudad que no reconocí. El rutinario trafico de los peatones solo hallaba competencia en el atascamiénto vehicular. El cáos dominaba el típico paisaje urbano durante una mañana cualquiera.
Pero algo más llamó mi atención.
En medio de la muchedumbre, un joven se apartó a un lado y se quedó quieto. Sin decir palabra, permaneció en su sitio, mientras el resto de las personas se afanaba en su apuro. No tardó en llamar la atención de los demás, al punto de que un tipo le preguntó si se sentía bien.
-Me siento fantástico. Pero, usted, ¿no le parece mejor hacerse a un lado y descansar un poco?
-Estoy apurado… ¡no tengo tiempo!
-El sitio donde esperaba llegar no va a desaparecer en los próximos minutos. Y si alguien lo espera, estará agradecido de que lo visite con buen humor y descansado. ¡Inténtalo!
Y así empezó. Lo que comenzó con una persona, siguió con dos, fueron cuatro y de pronto la gente dejó de correr de un lado a otro, con prisa por la prisa misma, y comenzaron a descansar. Nunca en la plaza se había visto tal cosa. De pronto, el otro ya no era un competidor, sino un igual con similares necesidades y méritos. El sol parecía lucir más radiante que nunca.
-¿Que hacemos aquí? Debería apresurárme a mi cita o se enojarán conmigo- razonó uno de ellos.
-Hay cosas que no puedes dejar en manos de otra persona. Dale su lugar y valor a tu acción y te reservarás el derecho a elegir.
Yo fui testigo. De forma muy natural y pacifica, aquellos jóvenes tuvieron el gesto de rebeldía mas inaudito que se tuviera memoria. Ese gesto los unió con gente que jamás hubieran conocido de otro modo.
-Oye, este día es genial. Por cierto, te revelaré, en agradecimiento, el secreto de la vida…
Esas fueron las ultimas palabras que escuché antes de despertar. Durante un tiempo, me quedé en la cama, sin decir palabra. Estaba maravillado. Y por un breve y mágico momento, juro que pude entender a la Humanidad. Porque quizás, en algún rincón en el espíritu de los hombres, creí ver el puro instinto que saca lo mejor de las personas. Debería llamarse «El efecto Ángel».