La hormona oxitocina, sintética, se utiliza con demasiada frecuencia para acortar los partos pero la paradoja, por escribirlo de manera “fina” es que
en ocasiones no sólo no lo acorta sino todo lo contrario. Más que un
“efecto adverso” podríamos calificarlo de “efecto anverso“.
En
Asturias un 24% de mujeres (quitando a las que dieron a luz por cesárea programada) dicen que el inicio del parto fue programado. Luego les preguntan si les aplicaron alguna de las siguientes técnicas y responden: un 12,3% que le dieron un gel vaginal, un 46,5% que le rompieron la bolsa de las aguas y un 57,2% que le pusieron un gotero con oxitocina.
Sólo un 16,9% dice que no se le aplicó ninguna de las técnicas anteriores.
Pero lo más “gracioso” de todo es que si intentas buscar una relación entre el no haber aplicado una técnica de inducción y el tiempo medio de parto de cada uno de los ocho hospitales asturianos NO la hay:
hospital
1
2
3
4
5
6
7
8
tiempo medio de parto
11,05
9,63
9,87
12,25
11,08
13,58
10,63
11,81
no induccion
9,6
22,1
16,5
16,4
15,6
24,2
20
25,7
Vamos, que según estos datos acelerar el parto no sirve para acelerar el parto… sólo
sirve para que los profesionales que lo asisten piensen que lo aceleran. ¿? El documento que lo prueba se llama
Atención Materna y Neonatal. I Encuesta de Opinión. Asturias 2010. En la página 57 del documento puede verse la tabla 48bis con toda la información.
Sobre lo que comentaba el otro día, que según la evidencia científica que comienza a haber, existen
problemas del desarrollo y de la personalidad relacionados con el abuso de la oxitocina sintética durante el parto (en concreto
autismo), el año pasado se publicó un
estudio científico realizado por profesionales de nuestro país que así mantiene esa hipótesis.
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