Revista Comunicación

El efecto balsámico del fútbol

Publicado el 12 julio 2010 por Felipe @azulmanchego
El efecto balsámico del fútbolLOS QUE NO somos amantes del juego de la pelota hemos encontrado en los últimos días ejemplos sobrados para admirar la hazaña de los chicos de Del Bosque. Desde hace semanas no había tema de conversación que no confluyera, directa o indirectamente en la La Roja. No todo es balompié, pero asuntos tan intrascendentes, e incluso banales, como la crisis económica, el Estatut, la corrupción, la reforma de la Ley de Cajas o la liberación de disidentes cubanos han pasado a ser de quinta división.
Sobre la trabajada y merecida victoria de anoche frente a la correosa y cañera Holanda se pueden hacer muchas lecturas, algunas de ellas excesivas. Tratar de extender el éxito deportivo de la selección española, por muy brillante que sea, a otros ámbitos no deja de ser un brindis al sol. Podríamos decir que fue bonito mientras duró, pero nada más. No es cuestión de ser aguafiestas, pero ni la aparente unidad del país entorno a una bandera es real, ni tampoco lo es la sublimación del equipo como ejemplo identitario de España.
Embriagado aún, eso sí, por la fe del converso y aturdido por el narcótico efecto del balompédico opio del pueblo, tendré que empezar a admitirlo: solo hay un Dios verdadero: el fútbol y Vicente del Bosque es su profeta. Ah! y Zapatero el ministro de Deportes. ¡Enhorabuena España!
(foto Alejandro Ruesga. EL PAÍS)

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