En la manifestación independentista catalana, que estuvo más cerca de los 300.000 que de los 1,5 millones de asistentes que proclamaron sus organizadores y los medios informativos locales, había sin duda trabajadores, directivos y empresarios de compañías que viven gracias a sus ventas en toda España.
Claro que la mayoría no sería de esos sectores productivos, sino del terciario, como siempre, generadores de servicios que cobran de presupuestos nacionalistas: buena parte son las “élites extractivas” parasitarias.
Pero tuvo que haber algunos empresarios y trabajadores de los sectores primario y secundario mostrando desafecto hacia sus clientes: gente de multinacionales o empresas autóctonas de materias primas o elaboradas, cuyo setenta por ciento de ingresos procede del resto de España.
Ante esta manifestación debe rechazarse el silencio de las empresas que obtienen beneficios en toda España y exigírseles que se pronuncien.
La publicidad de las empresas catalanas intenta vender sus bienes en todo el país. Pues que anuncien también su cariño hacia los clientes de toda España.
Deben desagraviar a quienes insultaron en la manifestación llamándoles explotadores, colonialistas e imperialistas. Y esto no puede quedar así, que diría Ronaldo.
Deben saber qué significa lo que llamaremos El Efecto Cristiano Ronaldo (ECR): el futbolista dijo que era infeliz porque lo agasajaban poco, y el madridismo debe mimarlo ahora como su estrella más brillante e infantil.
Los pueblos son también infantiles. No los territorios.
Es falso decir que “Cataluña quiere”, o “España desea”: los territorios son inertes, no tienen sentimientos.
Las personas, solas o en grupos, tienen sentimientos, y muchos españoles sufren ECR, acrónimo distinto al catalán separatista ERC: sienten, como Ronaldo, que los catalanes que viven de ellos no les demuestran públicamente cariño.
Y si los empresarios no exhiben ese afecto proclamándoles su amor, que no les extrañe que estos, que los mantienen bien comidos, vestidos y albergados en Pedralbes, vayan dejando de darles su dinero.
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SALAS