Revista Psicología

El efecto Lucifer

Por Oscar Saura Bardaji @sauraoscar

Efecto Lucifer. Como la gente buena se convierte en mala.

En 1971 el psicólogo Philip Zimbardo de la Universidad de Standford planteó un experimento en el que pretendía averiguar cómo influía el contexto en el comportamiento humano. Más concretamente, como influía en función del rol social que cada uno desempeñaba (guardia o recluso). En este experimento a diferencia del experimento de Millgram no había una figura de autoridad.

Para este experimento se pusieron anuncios en el periódico en los que se solicitaba voluntarios para un estudio sobre los efectos psicológicos de la vida en la cárcel. De todos los voluntarios que se presentaron se seleccionaron los 24 estudiantes universitarios que se consideraron los más sanos y psicológicamente estables. Se dividieron de forma aleatoria (lanzando una moneda) en dos grupos: 12 guardias y 12 reclusos. En el experimento participaron 9 guardias y 9 reclusos, el resto eran reservas por si era necesario sustituir a algún participante en el experimento. El estudio estaba financiado por la Armada de EEUU que buscaba explicar los abusos cometidos por los guardias en sus prisiones.

El efecto Lucifer

Los reclusos voluntarios fueron detenidos en sus casas

Un domingo por la mañana un coche patrulla de la policía fue a casa de cada uno de los voluntarios a los que les toco el papel de reclusos, los detuvieron acusándoles de atraco a mano armada y robo y los condujeron a la comisaria con las luces y sirenas del coche patrulla encendidas. Una vez en comisaria los ficharon y los trasladaron con los ojos vendados a prisión, en este caso a la recreación de una prisión que habían preparado en el sótano de la Universidad de Standford. Una vez en la cárcel se les registró, desnudó y espulgó con un aerosol. Desnudar y espulgar a una persona es un procedimiento degradante que busca humillarle. Para humillarles todavía más se les vistió con un vestido que tenía un número de identificación y que debían llevar sin ropa interior y se les cubrió la cabeza con una media de nailon, simulando que estaba rapada, esto además contribuye a suprimir la individualidad y que las personas comiencen a cumplir las normas arbitrarias y coercitivas de la situación. Se les ató una cadena al tobillo derecho para que recordaran en todo momento la opresión de su entorno.

A los voluntarios que les toco el papel de guardias no se les dio ninguna formación y solo se les indicó que eran libres, dentro de unos límites, para hacer lo necesario para mantener el orden y la ley dentro de la prisión además de para obligar a los reclusos a mantener el respeto. Vestían uniforme caqui, silbato, porra y unas gafas de sol que les daban anonimato y ocultaban sus emociones.

Desarrollo del experimento de la cárcel de Standford

El efecto Lucifer

Medidas de control adoptadas por los guardias

Primer día: Los guardias impusieron su autoridad despertando de forma repentina a los reclusos a las 2:30 de la madrugada y obligándoles a salir al pasillo para hacer recuento. Ante comportamientos que los guardias consideraban inapropiados obligaban a los reclusos a hacer flexiones.

Segundo día: Por la mañana los presos se revelaron, se quitaron las medias de la cabeza e hicieron barricadas que impedían la entrada a sus celdas. Los guardias tenían que arreglárselas solos para sofocar la rebelión, ¿qué hicieron? Se reunieron los 3 turnos de guardias (4 por turno) y decidieron responder de forma violenta. Tomaron los extintores de CO2 y obligaron a los presos a alejarse de las puertas. Entraron en las celdas, desnudaron a los reclusos, les quitaron las camas, aislaron a los cabecillas de la rebelión y empezaron a humillar e intimidar al resto.

Sofocada la rebelión se les planteo un problema, puesto que no podían estar los 12 guardias las 24 horas de forma permanente en la prisión no podrían controlar a los reclusos por estar en inferioridad numérica. Fue entonces cuando se les ocurrió crear la “celda de privilegio”. Los tres reclusos menos involucrados en la rebelión recibieron privilegios especiales. Les devolvieron los uniformes y las camas y se les permitió lavarse y cepillarse los dientes. A los otros no. A los reclusos privilegiados se les sirvió, además, una comida especial ante la presencia de los otros reclusos que habían perdido, temporalmente, el privilegio de comer. El resultado fue que se rompió la solidaridad entre los reclusos.

El efecto Lucifer

Guardia y reclusos en su celda

Después de medio día bajo este nuevo tratamiento, los guardas tomaron a algunos de los reclusos “buenos” y los pusieron en las celdas “malas”, y a algunos de los reclusos “malos” los pusieron en la celda “buena”, desconcertando completamente a todos los reclusos. Algunos de los que habían sido cabecillas pensaron que los reclusos de la celda privilegiada debían de ser confidentes y, de repente, empezaron a desconfiar los unos de los otros.

La rebelión de los reclusos aumentó la solidaridad entre los guardias que comenzaron a ver a los reclusos como alborotadores que iban a por ellos y que les podían hacer daño. En respuesta a este peligro, los guardias empezaron a aumentar su control, vigilancia y agresión. Incluso ir al baño pasó a ser un privilegio que los guardias controlaban.

Días siguientes: Los guardias intensificaron de nuevo considerablemente el nivel de vejaciones, aumentando las humillaciones que hacían sufrir a los reclusos, obligándoles a realizar trabajos repetitivos y denigrantes como limpiar las tazas de los váteres con las manos desnudas. También les obligaron a hacer flexiones, saltos extendiendo brazos y piernas, cualquier cosa que se les ocurriese, y aumentaron el número y la duración de los recuentos.

Pasados unos días los reclusos se nombraban a sí mismos con el número de identificación de sus uniformes, los guardias tenían un control absoluto de la situación. Tanto guardias como reclusos asumieron que se trataba de una situación real. Los reclusos tenían claro que era imposible salir de allí y manifestaban claros signos de indefensión ante la situación, pero lo más llamativo es que para salir de allí solo tenían que renunciar a su participación en el experimento. Eran presos de la cárcel psicológica que habían preparado para ellos. Cuando entro un preso nuevo que no había estado sometido a las torturas y vejaciones que habían sufrido los presos antiguos, se reveló contra los guardias y estos le aislaron durante 3 horas, pasado este tiempo los guardias propusieron al resto de presos si querían que lo dejaran salir o lo mantenían en aislamiento toda la noche. ¿Qué respondieron los presos?, que debía estar aislado porque era un alborotador.

¿Cuánto duro el experimento?

El experimento tenía una duración prevista de 15 días pero se canceló a los 5 días de su inicio. En tan solo estos 5 días los reclusos quedaron desintegrados, como grupo y como individuos. Ya no existía una unidad de grupo; solo un puñado de individuos aislados resistiendo, casi como prisioneros de guerra o pacientes de un hospital psiquiátrico. Los guardias lograron el control total de la prisión e impusieron la obediencia ciega de todo recluso.

Los reclusos mostraban desórdenes emocionales, uno de ellos desarrolló un sarpullido psicosomático y dos de ellos sufrieron trauma severo. No hay que olvidar que los reclusos estaban allí de forma voluntaria.

En este documental de corta duración el autor del experimento, Philip Zimbardo, explica el desarrollo del experimento con imagenes reales.

Conclusión:

Los psicólogos, después de observar su cárcel simulada durante sólo seis días, comprendieron cómo las cárceles deshumanizan a las personas, convirtiéndolas en objetos e inculcándoles sentimientos de desesperación. Y en cuanto a los guardas, se dieron cuenta de cómo personas corrientes pueden transformarse fácilmente del buen Dr. Jekyll al malvado Mr. Hyde. Las cárceles deshumanizan tanto a los reclusos como a los guardias y en lugar de fomentar valores humanos, los destruyen.

Este experimento además nos muestra como el comportamiento de una persona depende del contexto, es decir, del lugar en el que se encuentra y del entorno que le rodea de manera que es la situación y no la personalidad la que provoca esta conducta.

El resultado de este experimento demuestra la impresionabilidad y la obediencia de las personas “normales” cuando se les proporciona una ideología que lo legitima y además tienen apoyo institucional.

Quizá tras leer este artículo podáis comprender sucesos como los de las fotos que vienen a continuación (pincha en la imagen para verla más grande):

Cuerpos de prisioneros del campo de concentración Nazi de Auschwitz. Cracovia, Polonia 1943

Tractor retira los cuerpos de prisioneros del campo de concentración Nazi de Belzec. Polonia 1943

Fosa común en el campo de concentración Nazi de Bergen-Belsen. Baja Sajonia, Alemania 1944

Una soldado de EEUU ante los cuerpos desnudos de los prisioneros. Cárcel de Abu Grahim, Irak 2004

Soldados de EEUU humillan a los presos de la cárcel de Abu Grahim. Irak 2004

Soldado de EEUU castigando a preso en la cárcel de Abu Grahim. Irak 2004

Guardia Civil franquista fusilando presos tras la Guerra Civil española. Después de 1940

Presos republicanos fusilados por el bando franquista durante la Guerra Civil española. España 1936-1939

El 12/08/1936 las tropas franquistas del General Yagüe fusilaron a 3.600 personas en Badajoz. España 1936

 ¿Cuántos de nosotros podriamos convertirnos facilmentes en asesinos y participar en un genocidio?

Este experimento demuestra la influencia del contexto sobre nuestros actos y esto explica que personas normales puedan cometer semejantes atrocidades, pero en ningún caso lo justifica. Cada uno es dueño de sus actos y tiene que asumir sus consecuencias.

En el programa de Redes, titulado La pendiente resbaladiza de la maldad, Eduard Punset entrevistó a Philip Zimbardo

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