Macron, caracterizado como un general napoleónico, le clava las espuelas a su caballo mientras señala el camino a una Merkel a lomos de un caracol, agotada e indiferente. Esta viñeta de The Economist es quizá una de las que mejor captan el estado actual de la relación entre Francia y Alemania de las muchas que se han hecho: un líder carismático y de aires casi monárquicos quiere imprimirle velocidad y ambición a la reforma de la UE, pero para ello necesita contar con la canciller, que está de salida tras 14 años en el cargo y que no puede permitirse arriesgar demasiado de cara a su electorado.
La relación de amistad entre Francia y Alemania ha sido, sin ninguna duda, una de las claves que explican la fundación y el éxito de la Unión Europea en las últimas décadas. No se trata de algo menor: franceses y alemanes llevaban siglos enfrentándose, con el final trágico de las dos guerras mundiales. Después de aquello, no solo se puso en marcha el proyecto integrador europeo, sino que De Gaulle y Adenauer —los líderes de ambos países por aquel entonces— creyeron necesario firmar en 1963 el Tratado del Elíseo, en el que formalizaban su mutuo compromiso con la paz y la colaboración.
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El eje franco-alemán, en horas bajas fue publicado en El Orden Mundial - EOM.