En estos días en los que soportamos como podemos las pasadas de frenada de los urdangarines, bárcenas, campeones, pokémons, cuentas suizas, pujoles, dorribos y demás basura, hay cosas que están muy por encima de tanta hipocresía, avaricia e inmundicia. Suelen ser limpias y directas, como la ilusión por vivir y hacer sonreír. La última joya (la necesitaba) del mundo real la acabo de descubrir vía Twitter y sólo tiene cinco añitos. Dentro vídeo:
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