¿Sabías que caminar, correr o hacer yoga pueden ser tan efectivos como los medicamentos y la terapia para tratar la depresión? Así lo demuestra un nuevo y contundente estudio publicado en la revista médica The BMJ, que analizó los resultados de más de 14,000 personas y llega a una conclusión esperanzadora: el ejercicio físico puede convertirse en uno de los pilares fundamentales para mejorar la salud mental.
¿Qué nos dice la ciencia?
La investigación, que evaluó 218 estudios y cerca de 500 intervenciones diferentes, comparó distintos tipos de ejercicio con los tratamientos más usados para la depresión, como los antidepresivos y la terapia cognitivo conductual. ¿El resultado? Prácticamente todas las modalidades de ejercicio revisadas, desde el entrenamiento de fuerza hasta el yoga, ofrecieron beneficios clínicamente importantes para reducir los síntomas depresivos.
De hecho, los ejercicios más sencillos y accesibles, como caminar o trotar, resultaron ser de los más efectivos. Practicarlos de manera regular e intensa parece potenciar aún más sus efectos positivos.

Lo que hace especial a este estudio
A diferencia de muchos ensayos anteriores, este metaanálisis no excluyó a pacientes por su edad o por tener otras enfermedades. Es decir, las conclusiones son aplicables para jóvenes, adultos mayores y personas con distintos problemas de salud, reflejando la realidad de quienes viven con depresión en la vida cotidiana.
Además, el análisis incluyó comparaciones directas con los tratamientos habituales. La sorpresa es que los beneficios del ejercicio fueron comparables (¡e incluso superiores en algunos casos!) a las terapias tradicionales y los medicamentos, y mostraron menos efectos secundarios.
¿Qué tipo de ejercicio funciona mejor para la depresión?
El estudio destaca tres modalidades con resultados sobresalientes:
- Caminar o trotar: La estrategia más simple, pero también una de las más potentes.
- Yoga: Más allá del movimiento físico, la práctica consciente del yoga ayuda a reducir el estrés y a mejorar el ánimo.
- Entrenamiento de fuerza: No solo beneficia el cuerpo, sino también la mente.
Otras opciones útiles incluyen la combinación de ejercicio con terapia o medicamentos, el Tai Chi y los ejercicios mixtos de resistencia y aeróbicos.
¿Por qué el ejercicio ayuda tanto?
El ejercicio impacta en varias áreas cruciales para el bienestar emocional:
- Mejora la química cerebral, aumentando neurotransmisores como las endorfinas y la serotonina.
- Reduce la inflamación, que se relaciona cada vez más con trastornos depresivos.
- Favorece el sueño y el descanso reparador.
- Proporciona una sensación de logro y control personal.
¿Cómo empezar?
No es necesario correr una maratón ni inscribirse a un gimnasio. Lo importante es moverse, ajustar la intensidad a la capacidad personal y buscar regularidad. Caminar a paso rápido, hacer ejercicios en casa o sumarse a una clase virtual pueden ser suficientes para notar cambios en el estado de ánimo.
El mensaje es claro: el ejercicio es una herramienta terapéutica valiosa, segura y al alcance de todos para combatir la depresión. Si vives este desafío, consulta con un profesional de la salud para que te oriente en tu proceso, pero no subestimes el poder curativo de moverte cada día.
Recuerda que una caminata o una serie de estiramientos podrían ser el primer paso hacia una mente más fuerte y feliz.
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