Para realizar el experimento, los científicos tomaron a varios ratones a los que dividieron en dos grupos: los del primer grupo corrían a diario en las ruedas de sus jaulas, mientras que los segundos pasaban casi todo el día en reposo.
Después de 30 días de esta rutina, a cada roedor le dieron una pequeña dosis de cocaína líquida. Resultó que los ratones que habían corrido en la rueda regresaron muchas más veces hasta el punto en el que se les suministró la droga, mientras que los de vida sedentaria muy pronto se negaron a recibir nuevas dosis.Este experimento se basó en las pautas del modelo "preferencia del lugar condicionado", que sugiere que los animales que han probado algo que haya resultado satisfactorio vuelven al lugar en el que les fue suministrado el compuesto o alimento. Cuantas más veces regrese a ese punto, mayor es la adicción a la que se ve sometida el cerebro."Nuestro descubrimiento supone una buena noticia y una no tan buena", confesó el principal autor del estudio, Justin S. Rhodes. Por un lado, para una persona que entrena de forma cotidiana podría suponer una dificultad aún mayor frente a otros pacientes para combatir una adicción.Pero, por otro lado, explicó Rhodes, "los resultados, fundamentalmente, son 'alentadores' ya que muestran que el ejercicio ayuda a desarrollar una mayor capacidad de aprendizaje, que cada individuo debe usar con sabiduría".