MIÉRCOLES, 23 de marzo (HealthDay News/HolaDoctor) — Un estudio reciente sugiere que la actividad física podría reducir el impacto negativo de una dieta rica en sal sobre la presión arterial.
Los investigadores hallaron que cuanto más ejercicio hacía la gente, menos aumentará su presión arterial en respuesta a una dieta rica en sal.
“Para quienes tienen una baja actividad física, la presión arterial aumentará más si incrementan su ingesta de sodio”, aseguró el coautor del estudio, el Dr. Jiang He, presidente del departamento de epidemiología de la Facultad de salud pública y medicina tropical de la Universidad de Tulane en Nueva Orleáns.
“Sorprende un poco”, agregó. “Sin embargo, este es el primer estudio en examinar esta relación particular entre la actividad física, la sensibilidad a la sal y la presión arterial. Sin embargo, luego de pensarlo un poco, tiene sentido porque ya sabemos que la actividad física reduce la presión arterial”.
Él y sus colegas deben presentar sus hallazgos el miércoles en la reunión de la American Heart Association sobre nutrición, actividad física y enfermedad cardiovascular realizada en Atlanta.
La hipertensión arterial, o presión arterial elevada, es una de las causas principales de accidente cerebrovascular. Debido a la relación entre la hipertensión arterial y la sal, la American Heart Association recomienda consumir menos de 1,500 mg de sodio al día.
Para explorar una relación posible entre el ejercicio y la función hipertensiva de la sal en la dieta, los autores se concentraron en unos 1,900 hombres y mujeres de edad promedio de 38 que vivían en una región rural del norte de China. Ninguno tomó medicamentos para la presión arterial durante el estudio.
Durante una semana, los participantes consumieron 3,000 mg de sodio al día en su dieta. Durante otra semana, se les puso en una dieta rica en sodio de 18,000 mg diarios.
Se hicieron nueve lecturas de presión arterial cada semana y se llenaron cuestionarios para evaluar los niveles rutinarios de actividad física, desde “muy activos” hasta “bastante sedentarios”.
Al pasar de la dieta baja en sodio a la dieta más rica en sodio, los que experimentaron un aumento de 5 por ciento o más en la presión arterial sistólica (las contracciones del corazón representadas por la cifra superior de una lectura de presión arterial) se consideraron “muy sensibles a la sal”.
Los que informaron sobre más actividad física presentaron un riesgo 38 por ciento menor de alta sensibilidad a la sal, frente al grupo menos activo. Ese grupo fue el menos propenso a ver un aumento de cinco por ciento o más en su presión arterial en respuesta a la dieta rica en sal.
Frente al grupo más sedentario, los que tuvieron la actividad siguiente a la más alta presentaron un riesgo 17 por ciento más bajo de sensibilidad a la sal, mientras que los del grupo de actividad siguiente a la más baja presentaron un riesgo diez por ciento menor.
El equipo concluyó que realizar actividad física tenía efectos “significativos” independientes y cada vez más saludables sobre el grado al que la sensibilidad a la sal se relaciona con la presión arterial.
Los autores reconocieron que el estudio necesita ser repetido. Además, los expertos señalan que la investigación presentada en reuniones no ha sido sometida al mismo tipo de escrutinio riguroso dado a las que se publican en revistas médicas revisadas por colegas.
De todos modos, “no hay razón para pensar que estos hallazgos no aplicarán para una población estadounidense. Los factores que incrementan la incidencia de hipertensión son iguales en la población china y en la estadounidense”, aseguró He.
“Así, el mensaje básico aquí es que primero necesitamos estimular a la población tanto a reducir su ingesta de sodio como a incrementar su actividad física”, agregó He. A los que no puedan incrementar su actividad física, quizá por edad o por discapacidad, también se les debe recomendar una dieta baja en sodio “porque el sodio tiene efectos marcados sobre la presión arterial”, dijo.
Lona Sandon, dietista registrada y profesora asociada de nutrición clínica del Centro Médico Southwestern de la Universidad de Texas en Dallas, aseguró los hallazgos resaltan algunos de los beneficios bien conocidos del ejercicio regular.
“Incluso si no entendemos cómo funciona, definitivamente sabemos que la gente que hace ejercicio regularmente tiene vasos sanguíneos más saludables”, anotó. “Los vasos sanguíneos son como un músculo. Y si usted realiza actividad cardiovascular, se hacen más flexibles y responden mejor a los cambios en la presión y el volumen sanguíneos”.
Las razones para esto merecen ser investigadas, señaló Sandon. “Una explicación podría ser que la gente que hace más ejercicio pierde más sal con el sudor”, dijo. “También podría ser que la actividad física envía un mensaje fisiológico al organismo de excretar sodio. También podría ser que desencadene un mecanismo que le indique a los vasos sanguíneos que se relajen.
“Para saber cuál es la explicación, hacen falta más estudios”, agregó.
Artículo por HealthDay, traducido por Hispanicare