CHICAGO (Reuters) – Los diabéticos obtienen el máximo beneficio cuando ejercitan más de 150 minutos por semana en un programa de ejercicio supervisado adecuado a sus necesidades personales, sugiere un nuevo análisis.
Los resultados, publicados en Journal of the American Medical Association, indican que sería tiempo de que los diseñadores de políticas consideren reembolsar a los pacientes el costo de membresía a clubes de salud y de sesiones con un entrenador personal, como una forma de ayudar a controlar la diabetes.
La diabetes y la prediabetes representarán alrededor del 10 por ciento del total del gasto médico para final de la década, con un costo anual de casi 500.000 millones de dólares, por encima de los 194.000 millones de dólares de este año, según un informe de la aseguradora UnitedHealth Group Inc.
En octubre, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC por su sigla en inglés) prevén que para el 2050 un tercio de los adultos estadounidenses podrían tener diabetes si la población continúa aumentando de peso y evitando el ejercicio.
“Análisis de costos han demostrado que el uso de un beneficio en clubes de salud para la población mayor general y para aquellos con diabetes estaba relacionado con menores aumentos en los costos médicos totales en dos años”, dijo el doctor Marco Pahor de la University of Florida, en un editorial publicado en Journal of the American Medical Association.
En el estudio, el equipo de Daniel Umpierre del Hospital de Clínicas de Porto Alegre, en Brasil, analizó datos de 47 ensayos clínicos y más de 8.000 pacientes, en busca de la mejor forma para que los diabéticos controlen su azúcar en sangre.
El equipo halló que los diabéticos que participaban en un programa de ejercicio supervisado de más de 150 minutos semanales lograron bajar mejor su nivel de azúcar en sangre que con recibir sólo el consejo de hacer actividad física.
Los diabéticos que realizaban ejercicio de entrenamiento supervisado redujeron un 0,67 por ciento una medición de la glucosa conocida como hemoglobina A1c, comparado con un grupo de participantes que actuó como control.
Pahor dijo que se necesitan ensayos clínicos para probar que los programas de ejercicio supervisado ayudan mucho más a los diabéticos, aunque el experto indicó que es momento de evaluar pagar estos programas como una manera de evitar costos médicos mayores ligados con las complicaciones de la diabetes.
Entre esas complicaciones se encuentra la enfermedad cardíaca y la renal, el daño nervioso, la ceguera y los problemas circulatorios, que pueden conducir a la falta de cicatrización de las heridas y llevar a la amputación de extremidades.
La diabetes, que está alcanzando proporciones epidémicas y es una de las enfermedades de más rápido crecimiento en Estados Unidos, afecta actualmente a unos 26 millones de personas sólo en el país norteamericano.
Reuters Health