Las dos irrupciones del año siguiente (de julio de 981 a junio de 982) fueron también sobre Castilla, que los árabes seguían nombrando Galicia. El fruto de la primera fue la toma de Zamora, con otras cien fortalezas y poblaciones, cuyas murallas hizo abatir. Los cautivos de ambos sexos, los ganados y despojos que Almanzor cogió en esta campaña fueron tantos, que al decir de sus historiadores faltaban carros y acémilas en que llevarlos, y cada soldado tuvo ocasión de saciar bien su codicia.
EDAD MEDIA
Dicen que Almanzor entró en Córdoba precedido de nueve mil cautivos que iban en cuerdas de a cincuenta hombres, y que el walí de Toledo Abdala ben Abdelaziz llevó a aquella ciudad cuatro mil, después de haber hecho cortar en el camino igual número de cabezas cristianas, si bien esta última circunstancia no la dan por tan segura, o al menos aparentan tener para ellos mismos el carácter de rumor. No fue tan feliz el incansable enemigo de los cristianos en la expedición del otoño de aquel mismo año. Sin oposición ni resistencia había pasado el Duero el ejército musulmán y había llegado a las frondosas márgenes del Esla, pero no sin que los cristianos los siguiesen y observasen desde las alturas. Allí, creyéndose seguros los sarracenos, dejaron sus caballos forrajear libremente, entregándose ellos al solaz en aquellas frescuras.
Los cristianos que los atalayaban aprovecharon tan buena ocasión y cayeron sobre ellos esparciendo con sus gritos el espanto en el campo enemigo. Los más valientes corrieron a las armas y quisieron prepararse para la defensa, pero la multitud despavorida huyó sin dirección y sin concierto. En ese estado las cosas, Almanzor arroja al suelo su dorado turbante y llama a voz en grito por sus nombres a los más esforzados caudillos- Estos, al ver la cabeza de Almanzor desnuda y sus desesperados ademanes, se agrupan en derredor suyo, y tanto supo enardecerlos con sus enérgicas palabras y con el ejemplo de su desesperado arrojo, que revolviendo sobre los cristianos los persiguieron hasta encerrarlos en León (Medina Leionis), y hubieran acaso penetrado en la ciudad, si una borrasca repentina de nieve y granizo no los hubiera obligado a suspender la marcha.
¿Cómo era posible que Almanzor en su orgullo, pudiera olvidar el descalabro del Esla?
Desde entonces su idea dominante fue destruir la corte de los cristianos. Hizo construir en Córdoba ingenios y máquinas de batir sobre el modelo de las romanas; que eran los muros de León altos y gruesos flanqueados de elevadas torres y defendidos por puertas de bronces y de hierro. Provisto ya de maquinaria, y congregadas las huestes de Andalucía, de Mérida y de Toledo, y lo que era más sensible, acompañado de algunos condes tránsfugas cristianos, partío al año siguiente a las fronteras de León y Castilla, resuelto a tomar a toda costa la ciudad.
La Historia General de España de Modesto Lafuente, es considerada el paradigma de la
historiografía nacional del pensamiento liberal del siglo XIX. Impresa en Barcelona por Montaner y Simón entre 1888 y 1890.