El embalse de Riaño figura entre los ‘delitos’ ambientales más traumáticos
El Atlas Mundial de Justicia Ambiental, plataforma interactiva que recoge los principales conflictos cometidos a lo largo del todo el mundo, acaba de incorporar el proyecto de construcción del embalse de Riaño como uno de los procesos de expropiación forzosa más traumáticos para la sociedad de los producidos en España.Con un total de 1.866 casos, esta plataforma (disponible en www.ejatlas.org) está elaborada por un equipo internacional de expertos coordinados por investigadores de la Universidad Autónoma de Barcelona y es una de las referencias mundiales para la denuncia y el análisis de los conflictos ambientales que más impacto ecológico y social han causado.Los expertos internacionales coinciden en destacar lo largo y traumático que fue el proyecto para la construcción de la prensa más grande de la cuenca del Duero, ya que fue proyectada —como casi todos los embalses españoles— durante el periodo de la República, y se comenzó su construcción en 1963, durante la dictadura franquista. Pero no fue hasta 1987 cuando se cerraron definitivamente las compuertas y se llenó el embalse que anegó para siempre a nueve localidades. Durante todo ese tiempo, la población de estos pueblos que finalmente quedaron parcial o totalmente bajo las aguas sufrieron un doloroso proceso de expropiación forzosa que, según figura en el atlas, provocó graves daños psicológicos a los vecinos, como depresiones, ansiedades y hasta suicidios. Todo ello ante la impotencia de impedir que sus casas y sus pueblos fueran devastados por las máquinas para el llenado del pantano.Alfonso González, presidente de la asociación Riaño Vive denuncia que ninguna de las expectativas hidroeléctricas y de regadío con las que se construyó el embalse se han cumplido, ya que no se genera la electricidad fijada, ni se han creado las infraestructuras para regar las 80.000 hectáreas comprometidas, lo que demuestra que «todo fue una gran mentira».González, que cuando se cerraron las compuertas tenía veinte años de edad, recuerda como se engañó a la población, con millonarias compensaciones económicas, a cambio de «mutilar un valle que por sí mismo era muy próspero y rico, con una renta per cápita muy superior a la media e incluso con un parador nacional».González asegura que a día de hoy muchas personas siguen arrastrando problemas psicológicos por culpa del pantano de Riaño, hasta el punto de renegar de esta zona, a la que ya no consideran su pueblo. «Con lo bonito que era Riaño, con sus calles llenas de tierra, lo cambiaron por una urbanización adoquinada y llena de hormigón», lamenta Alfonso González ,que desde la asociación lucha por que «se mantenga vivo el recuerdo del valle y para que la gente no se acostumbre a ver el pantano como algo normal».fuente : diario de leon