Revista En Femenino

El embarazo de una infértil

Por Clara Ingeniera @mamaingeniera

Cuando comencé la búsqueda del embarazo, me visualizaba a mí misma embarazada, disfrutando de mi barriguita, sintiéndome feliz y completa.

Pensaba en lo hermoso que me resultaba ver a una mujer embarazada, con una vida gestándose en su interior, y todo lo que fuesen kilos de más, pies hinchados u otros daños colaterales, me parecían lo de menos.

Ahora sigue pareciéndome lo de menos que siga teniendo ascos, que me duela la espalda cada mañana, que no reconozca mi cuerpo al mirarlo en un espejo, que se me haya llenado la cara de granos. Me veo fea, pero no me importa en absoluto, soy muy feliz, pero con un pero.

El embarazo no es lo que yo siempre había imaginado por el simple hecho de lo que ha tardado en llegar. El embarazo para mí está siendo una etapa de miedos y preocupaciones. No me interesa lucir tripita, no me interesa que me digan que tengo “ese brillo de embarazada” que algunos dicen que tengo.

Solo quiero que pase el tiempo y poder tener a mi bebé en mis brazos.

A veces me echo a llorar con cualquier cosa que vea en la que haya un bebé, y maridín se asusta.

“¡Estoy embarazada!”

Aún me cuesta creerlo. Recuerdo todas las lágrimas derramadas, toda la incertidumbre del “y si nunca…”, y me siento triste por haber tenido que vivir esa etapa.

No me vayáis a malinterpretar. Ahora mismo estoy pletórica, pero tengo cicatrices que a veces sangran. Una chica de la #infertilpandy me contó que cuando consiguió su embarazo seguía sintiendo tristeza por lo que había pasado. En su momento fui incapaz de entenderla, y ahora, lo veo perfectamente.

También es verdad que estoy de un sensible que no me aguanto ni yo. Si alguien me regala algo, se me empañan los ojos “de verdad esto es para mí?”

Y vivo deseando que llegue la siguiente ecografía, deseando volver a ver a Bolita, que esté creciendo bien y que todo vaya como tiene que ir.

El embarazo de una infértil es duro, pero no por los síntomas, sino por lo que ello implica. Se ha convertido en otra espera más, en otro trámite. Lo que para otra mujer es algo super natural, para nosotras es un milagro de la ciencia, algo que no hemos podido conseguir en la intimidad de nuestras habitaciones.

Nuestro embarazo es delicado, es un hito, y por ello requiere de toda nuestra atención. Todas las preocupaciones a las que nos vemos sometidas tienen su justificación. Y quien no lo entienda dos faenas tiene.

¿Qué opináis de esta reflexión? Contadme vuestras impresiones.


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