Cuando hace unos días hablaba del Mobbing maternal laboral, en uno de los comentarios, Kira expresó su disconformidad con algunas opiniones que afirman que un embarazo es una enfermedad. Estoy totalmente de acuerdo con ella. Y personas cercanas a mí y al mundo de la medicina, siempre han ratificado esta afirmación. Es cierto que hay embarazos de riesgo que pueden llegar a poner en peligro la vida de la madre y el niño pero un embarazo dentro de los límites de la normalidad no se puede considerar enfermedad.
Como en una entrada anterior hablé de todo lo bueno que me aportó el embarazo de mis dos hijos, hoy quiero explicar los aspectos negativos que me supusieron. Pero como no quiero dejar el tono positivo que creo que prevalece en este mi querido blog, también quiero explicar cómo conseguí, o al menos intenté, sobrellevar dichas molestias.
Náuseas-no-sólo-matutinasNi tampoco durante el primer trimestre precisamente. Mis náuseas duraron desde el primer mes de embarazo hasta la mismísima sala de partos. Y las dos veces. Por suerte en mi caso no llegaron a provocar vómitos pero la sensación de estómago revuelto constantemente era de lo más desagradable.
El origen de las náuseas durante el embarazo se puede deber al incremento de la hormona llamada gonadotropina coriónica (HCG) que produce la placenta. Ésta, entre otras cosas, actúa sobre el centro de las náuseas ubicado en el cerebro. Sin embargo, a medida que avanza el embarazo esta hormona va disminuyendo, disminuyendo también, en principio, las náuseas.
Existe una teoría que asegura que éstas son debidas a un rechazo del cuerpo de la madre hacia el feto, considerado como un cuerpo extraño que hay que eliminar.
También pueden venir provocadas por una reducción del espacio de los intestinos que, a medida que el bebé va creciendo, va dejando menos espacio a los órganos de la madre pudiendo provocar problemas en su digestión.
Seguramente en mi caso fue una mezcla de todo porque no terminaban nunca. La única manera de calmar las náuseas era comer constantemente en pequeñas dosis y beber agua también en pequeñas cantidades pero a lo largo de todo el día. El estómago vacío acentuaba esa sensación desagradable. Y cuando no podía comer, los chicles eran un consuelo momentáneo.
CiáticaEs el nombre común que le damos al pinzamiento del nervio ciático que provoca un dolor que se extiende por las piernas pudiendo llegar hasta los pies. Cuando el feto va creciendo en la barriga de la madre, es muy común que propicie este pinzamiento. Cuando llega el dolor poco se puede hacer para evitarlo pero llevar calzado plano, aunque no totalmente plano, con una ligera cuña, y mantener una postura recta de la espalda evitando, por supuesto, la elevación de pesos, puede llegar a aliviar el dolor.
Sueño y cansancioTambién está definido sobretodo en el primer trimestre aunque a veces, sobretodo cuando te enfrentas a un segundo embarazo en el que tu hijo no te da tregua, se alarga durante los nueve meses.
En mi caso, durante el primer embarazo pude dormir sobretodo los fines de semana, todo lo que mi cuerpo me pedía. Con el segundo no fue tan fácil. Pero cuando tenía que descansar y mi hijo quería jugar, fue un buen momento para enseñarle a divertirse con juegos de mesa como los puzzles o a disfrutar de una tarde de pintar y pintar miles de dibujos divertidos. Mi bebé gigante me dio una lección de madurez cuando me decía en su lenguaje infantil que no me moviera del sofá que él ya me traía los juguetes. Fue de lo más emotivo.
En estas condiciones ¿se puede trabajar?Y aquí llega la pregunta del millón. Cuando las náuseas, la ciática, el agotamiento, la gordura e inchazón de tobillos se apoderan de una es un poco difícil trabajar. Pero con voluntad trabajas. Existen muchos factores a tener en cuenta como el tipo de trabajo, la distancia al trabajo o, y sobretodo, el límite y la resistencia al dolor. Hay personas que pueden soportar mucho más el malestar físico que otras. Entonces, ¿dónde ponemos el límite? Reconozco que los empresarios lo tienen difícil. Pero las mujeres, como madres, deberían ejercer su propia responsabilidad y apelar a su propia conciencia. Porque el escaqueo porque sí no favorece a las madres que realmente necesitan permanecer en reposo. Pero medir la resistencia al dolor y la responsabilidad de una personas no es tarea fácil. Queda a la conciencia de cada cual.