por Mauricio Lefcovich
Correr para cubrir una cuenta bancaria, tratar de ponerse en contacto para superar un problema con un cliente, problemas con organismos estatales, correr hacia un lado y hacia otro, conseguir fondos, corrigiendo productos, atendiendo quejas o pagando multas, esta es la vida diaria de un empresario en apuros.
La característica de su manera de operar es mediante la reacción, o sea reaccionando ante los imprevistos y cambios, cuando lo mejor es actuar de manera predictiva, lo cual implica predecir los cambios y adelantarse a los mismos. Hoy ya ello no basta para ser un empresario de éxito. Para lograr ser exitoso se requiere ser proactivo, o sea no sólo adelantarse a los cambios y sucesos, sino provocarlos.
Una eficaz labor administrativa burocrática no es suficiente, pues no sólo debe contarse con información, sino además saber interpretarla y hacer un uso competitivo de ella, generando tácticas y estrategias destinadas a la mejora continua de los distintos parámetros organizacionales.
Ordenar, planificar y prevenir los acontecimientos no sólo impedirán la generación de sobresaltos en la vida del empresario, sino que le dará a éste suficiente tiempo para pensar estratégicamente, vislumbrando y analizando sus fortalezas y debilidades, como las oportunidades y amenazas generadas en el entorno.
Concentrarse en dar solución diaria a los problemas a medida de que ellos van produciéndose le quitan espacio y tiempo para contemplar los cambios que se producen y actuar en consecuencia.
Como en el relato de la rana que chapucea en el agua mientras esta aumenta de temperatura, el empresario se cuece en su propio trajinar diario sin darse cuenta a tiempo de los peligros que recaen sobre su empresa.
Por lo pronto, administrar mejor el tiempo y concentrarse en el análisis y solución de los pocos vitales en lugar de los muchos triviales es un primer paso importante a dar.
Una segunda cuestión es el aprendizaje de una metodología de resolución de problemas y toma de decisiones que haga más eficaz y eficiente la administración de sus negocios.
Mejorar rápidamente su sistema de información es fundamental, ya que ello le ha de permitir detectar a tiempo los problemas, adoptar mejores decisiones y crear estrategias exitosas.
La evaluación de sus paradigmas le permitirá al empresario tirar por la borda aquellos conceptos y metodologías de trabajos que ya no son útiles ante las nuevas circunstancias. Para ello es que deberá proceder sistemáticamente a la reconceptualización de su negocio, mejorando de manera continua sus procesos, actividades, productos, y servicios.
La planificación, la presupuestación, la proyección del cash flow, y un eficaz control de gestión, acompañado y apoyado en un Cuadro de Mando Integral hacen no sólo más plausible la dura tarea de sacar adelante un negocio, sino además le da más seguridad, confianza y capacidad de generar un mayor valor agregado.
En otra arista de la gestión empresaria, la capacidad de delegar tareas conjuntamente con una mejor administración de un recurso tan valioso como lo es el tiempo, conforman cuestiones a las cuales el empresario deberá prestar un máximo de atención.
Autor Mauricio Lefcovich - [email protected]