Revista Sociedad
El empresario Rosell y "la grasa" de los funcionarios
Publicado el 13 febrero 2013 por CiberculturaliaEstos días el sector público anda, aún más, y ya es mucho decir, revolucionado con las declaraciones del presidente de la Patronal, señor Rosell. Como ejemplo de ese malestar reproduzco una carta de la Plataforma de Trabajadores de la Seguridad Social de Málaga, carta dirigida al menospreciador señor Rosell
De la Plataforma de trabajadores de la Seguridad Social de Málaga al señor Rosell:
Sus declaraciones de estos días merecenque –en nuestra condición de ciudadanos, trabajadores y funcionarios– le traslademos algunas apreciaciones.
Descalifica usted la labor de un organismo público, el INE, cuestiona la veracidad de los datos de paro aportados por la Encuesta de Población Activa (EPA), y frente al criterio fundamentado de economistas y expertos en el mercado laboral y el aval de varios organismos internacionales, no aporta más que sus creencias personales, en un discurso plagado de datos erróneos y contradictorios. Con todo, lo destacable es que –aún suponiendo que tuviera usted razón– la cifra de cinco millones de desempleados ya sería escandalosamente inadmisible.
No le parece a usted necesario reflexionar sobre laimplicación de algunos de los nombres del colectivo que representa en los casos de corrupción que estos días se airean, ni sobre la existencia de tramas organizadas que durante años han ligado la cúpula empresarial y política de este país para utilizar los votos y los impuestos de los ciudadanos en aras de un desmedido lucro personal. No aporta tampoco ninguna propuesta al gravísimo problema de la destrucción de empleo más allá de seguir consolidando suprecariedad con contratos para jóvenes “aunque sean de una hora” (¿para cuándo los que se cuenten por minutos?); abunda, en este sentido, en la línea preconizada por algunos otros empresarios –como su predecesor, el encarcelado señor Díaz Ferrán– que proponen que el problema del desempleo lo solucionen los trabajadores renunciando a sus derechos económicos y laborales; o el imaginativo Grifols, que encontraba que los parados podrían muy bien llegar a fin de mes si vendieran su sangre.
Su menosprecio de lo público, compartido abiertamente por el actual Gobierno, le lleva a recomendar que los funcionarios (no acaba de decidirse sobre si sobramos 300.000 o 400.000) nos vayamos a casa con un subsidio en vez de quedarnos en nuestros puestos “consumiendo papel, teléfono y tratando de crear leyes”.
Los funcionarios de este país, señor Rosell, no aceptamos subsidios, ni prebendas, ni sobresueldos, ni regalos bajo cuerda. Los funcionarios, que accedemos a nuestra plazatras la superación de pruebas objetivas regidas por los principios de transparencia, equidad e igualdad, representamos la garantía de que esos mismos principios se apliquen a través de nuestro trabajo al conjunto de los ciudadanos. Los funcionarios, señor Rosell,no consumimos papel y teléfono, los utilizamos cada día para enseñar a sus hijos, curarle cuando está enfermo, defender su seguridad y sus derechos en los tribunales o concederle la pensión de jubilación. Una pena que no podamos tramitarle la prestación por desempleo. Finalmente, señor Rosell, lamentamos que no tenga claro el funcionamiento básico de las instituciones del Estado, y hemos de recordarle que nosotros no “creamos las leyes”. Desgraciadamente, confiamos con nuestros votos en que nuestros representantes encargados de legislar desarrollen, cumplan y hagan cumplir las leyes que nos protejan a todos; aunque la realidad nos viene demostrando que lo único que parece interesarles es utilizarlas para estafarnos y privarnos de nuestros derechos básicos –el empleo entre ellos– en connivencia con muchos de los ejemplares empresarios de los que a usted no le interesa hacer memoria. Probablemente, tras su desconfianza por lo público se esconda la intención de ampliar unas líneas de negocio que –desprovistas ya de esas molestas trabas de transparencia, igualdad y equidad que lo público garantiza– le permitan acumular beneficios a costa del trabajo cada vez más precario y peor pagado de trabajadores completamente indefensos.
Le prometemos que haremos lo posible y lo imposible para que eso no ocurra. Y coincidimos plenamente con su afirmación de que en este país “hay grasa en todas partes”. Basta mirarle.
Ya de mi cosecha, Señor Rosell, y utilizo el tratamiento de señor por aquello de una educación aprendida, le recomiendo que se dedique a sanear y limpiar su propia casa, ya que tiene usted demasiados frentes abiertos. Juzgo inadecuado, a la par que impertinente, que se dedique a dar consejos a los demás cuando de la Patronal que usted dirige sale un cierto hedor que deja en muy mal lugar a la cúpula dirigente de los empresarios.
Señor Rosell tome acciones en relación con su vicepresidente, don Arturo Fernández, que está hasta arriba de acusaciones que quizás se conviertan en un nuevo escándalo , añadido al bochornosísimo caso del anterior presidente de esa patronal, señor Díaz Ferrán.
Dediquese a lo suyo, es decir a poner en orden su casa y deje de insultarnos a los trabajadores de este país. Y sobre todo, le exijo un mínimo de sensiblidad para los millones de parados que hay en este país y quizás en lugar de insultarnos podrían, ustedes los empresarios, dedicarse a crear empleos decentes. Eso es lo que deben y están obligados a hacer.