Hoy Joaquín Torres, director de A-cero, recomienda los jardines de Kyoto como un ejemplo inspirador y representativo del particular paisajismo japonés. Kyoto nace hace 1200 años, siendo capital de Japón hasta el SXVII, y destaca por sus numerosos palacios y jardines. En líneas generales, en los jardines japoneses se combinan los elementos simples como estanques, rocas o grava donde se da forma a una serie de símbolos que, según la filosofía asceta zen inducen a la contemplación y la armonía. Así,podemos hablar de cuatro tipos de jardines japoneses.
El llamado jardín de paisaje es un tipo de jardín que se integra perfectamente en el entorno natural circundante. El jardín de paseo cuenta con caminos, faroles, cascadas, puentes y otros elementos por los que se puede transitar. En tercer lugar está el jardín de té, que se organiza en torno a una casa de té que se sitúa en el centro. Por último, el jardín zen, concebido como instrumento de meditación para los monjes zen. En estos recintos, despojados de toda suntuosidad, los monjes comprendían que la grandeza reside en las cosas simples.
El más famoso de estos jardines de piedra es el del templo Ryoan-ji, creado en 1473, con quince rocas dispuestas en grupos que descansan sobre un mar de grava rastrilleada. La tradición popular afirma que las rocas representan a un tigre cruzando el río con sus cachorros. Otras teorías más recientes, sin embargo, interpretan el jardín como los picos de las montañas japonesas asomando por encima de las nubes o como islotes en el mar inmenso.
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