Ocho minutos después llega otro tren más modesto, procedente de San Sebastián. En el llega el dictador Francisco Franco y su cuñado Ramón Serrano Suñer, ministro de Asuntos Exteriores.
Cuando Franco desciende del tren es presentado a Hitler por el embajador alemán Eberhard von Stohrer para a continuación pasar revista a las tropas alemanas que les rinden honores.
Pasadas las seis y media de la tarde Hitler y Franco se reúnen en en el coche salón del tren alemán, acompañados por el ministro de exteriores español y su homólogo alemán, Joachim von Ribbentrop y dos interpretes. A las nueve pararon para cenar. A las diez y media continuaron las conversaciones que duraron hasta la media noche cuando Hitler, furioso con la intransigencia y las peticiones de Franco, puso fin al encuentro.
Se desconoce sobre que se discutió exactamente ni exactamente que exigencias irritaron a Hitler, pues solo se conoce el testimonio de Serrano Suñer y una pequeña parte de las actas del encuentro. Lo que si se sabe es lo que hablaron en el mes de septiembre Serrano Suñer y Ribbentrop en Berlín. En esa reunión el gobierno franquista aportaría dos millones de soldados a cambio de material bélico, ayuda económica y abastecimientos necesarios como la gasolina, que escaseaba en España, pero los nazis no estaban dispuestos a dar tanto a cambio de nada y exigieron que España entrara en guerra lo antes posible.
Según parece, Franco expuso a Hitler la difícil situación económica que España arrastraba tras una guerra civil y como condición para la entrada de España en la guerra la lado del Eje, Franco insistió en que Gibraltar pasara a manos españolas, así como los territorios franceses de Marruecos y Guinea, además de la ciudad argelina de Orán, entre otros territorios del sur de Francia. Salvo la reivindicación de Gibraltar, a Hitler, las otras peticiones le parecieron totalmente inaceptables, principalmente por su apoyo a Petain con el que se tendría que reunir al día siguiente y la amistad con Mussolini que quería controlar el norte de África.
Alemania exigía la trasferencia de las islas Canarias, como base naval, así como otras tanto en la Península Ibérica como en las colonias españolas de África, tras la declaración de guerra de España a los Aliados. A cambio los alemanes entregarían el combustible y los pertrechos que necesitara el ejército español.
Para el ataque a Gibraltar Hitler aportaría lo necesario para ayudar a la conquista del Peñón y arrebatárselo a los británicos, en la Operación Félix.
Tras la despedida de los dos dictadores. Hitler le dijo a Ribbentrop: "No hay nada que hacer con estos tipos". Un tiempo después comentó a Mussolini que no estaba dispuesto a volver a pasar por una experiencia semejante y que “antes de volver a entrevistarme con él, preferiría arrancarme tres o cuatro muelas”.
A pesar de que el encuentro no tuvo un acuerdo definitivo entre ambos países, Franco firmó un protocolo secreto con el Eje, que afirmaba que España acabaría entrando en la guerra, aunque dejaba en suspenso cuando lo haría, de tal modo que España se controvertiría en un país del Eje:
Entre los gobiernos de Italia, Alemania y España se decide lo siguiente:
1. La entrevista celebrada entre el Führer del Reich alemán y el jefe del Estado español que siguió a la que sostuvieron el Duce y el Fúhrer, así como el intercambio de pensamientos entre los tres ministros de Asuntos Exteriores de los tres países en Roma y en Berlín, han servido para aclarar las posiciones recíprocas de los tres países a las particulares propias de la conducta de la guerra y a la política en general.
2. España se declara dispuesta a entrar en el Pacto que el 27 de septiembre firmaron Italia, Alemania y Japón y con este objeto firmar el correspondiente Protocolo sobre el ingreso resultante por parte de las cuatro potencias en una fecha determinada.
3. Con el presente Protocolo declara España su ingreso en el Pacto de Alianza y Amistad firmado por Italia y Alemania y el correspondiente agregado secreto del 22 de mayo de 1939.
4. En cumplimiento de sus obligaciones como aliado, España intervendrá en la actual guerra de las potencias del Eje contra Inglaterra, después que éstas hayan otorgado las ayudas militares necesarias para su preparación hasta un punto en el cual, en apreciación conjunta entre las tres potencias, se establezca que se ha alcanzado un punto decisivo en los preparativos. Alemania concederá ayuda económica a España, mediante la entrega de víveres y materias primas, para hacer frente a las necesidades del pueblo español y a las exigencias de la guerra.En diciembre de 1940 se cancelaba definitivamente la Operación Félix para tomar Gibraltar.
5. Además de la incorporación de Gibraltar a España, las potencias del Eje se declaran básicamente dispuestas en relación con un orden conjunto, que deberá establecerse en África y que se fijará en los tratados de paz después de la derrota de Inglaterra a conceder que España reciba en territorio africano en la misma cantidad, en la cual Francia pueda ser compensada, que se le asignen en territorio africano, con lo cual permanecerán en cuenta las pretensiones de Alemania e Italia referentes a Francia.
6. El presente Protocolo tendrá un estricto carácter secreto, y sus participantes se obligan a guardar un estricto secreto sobre él, mientras no se llegue a un acuerdo conjunto de hacerlo público.
Establecido en tres originales en italiano, alemán y español.
Hendaya, 23 de octubre de 1940.
Tras el encuentro, la propaganda franquista vendió la entrevista como una muestra de las excelentes relaciones entre los dos países (con retoques en las fotografías del encuentro), aunque tras la derrota alemana, cambió para mostrar que Franco fue quien no cedió ante las presiones de Hitler, con lo que evitó que España entrara en el conflicto mundial.
No es demasiado conocido, pero Franco y Hitler pudieron haber muerto en un atentado por parte de artificieros republicanos españoles, que pretendían lanzar granadas contra el vagón en el que se reunieron, pero la gran seguridad que rodeaba a los dictadores lo hizo inviable.
Para saber más:
Storia ilustrata della Seconda Guerra Mondiale, de Flavio FioraniEntre el silencio y la propaganda, de Serrano Suñer
El País
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El Mundo
Historia de Iberia vieja