Revista Psicología

El enigma de Darwin o La supervivencia de los más bellos

Por Gonzalo


En el Origen de las especies, la obra editada en 1859 que sienta las bases de la teoría de la evolución,Darwin deja de lado la problemática cuestión que le plantean los pavos reales y explica la evolución del siguiente modo: los individuos que se defienden mejor en la lucha constante por los pocos recursos disponibles, tienen más descendencia, que hereda las facultades superiores de sus progenitores y, por esta razón, se impone a sus semejantes peor dotados.

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Pavo real

Es un proceso que Darwin denomina selección natural”, es decir, la constante selección de aquellos individuos que se adaptan mejor a su medio ambiente. La palabra inglesa para “adaptado” es fit. O sea que cuando los biólogos evolucionistas hablan de fitness no se refieren a lo que nosotros entendemos coloquialmente como tal sino al hecho de que un individuo se defienda en su medio ambiente de la mejor manera posible.

Esto quiere decir que, por ejemplo, los pájaros cuyo pico es más adecuado al tamaño y la dureza del grano y de las semillas que les sirven de alimento principal se alimentarán más rápidamente y, por esta razón, de modo que la forma de su pico tendrá más posibilidades de pasar a las siguientes generaciones.

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Gaviota cazando

Sin embargo, quien hoy esté fit, mañana puede estar  tan passé como un dinosaurio. El medio ambiente se encuentra en constante cambio: las épocas de glaciales y las cálidas se suceden, las ciénagas se convierten en desiertos, los bosques surgen y desaparecen. El pico que antaño era tan útil puede mañana no servir de nada si las plantas de las que depende el alimento, a causa de un cambio climático, se ven obligadas a cambiar y dar un fruto más pequeño.

Los seres vivos tienen que adaptarse constantemente a nuevas circunstancias y por esta razón su diseño cambia de generación en generación.

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Tras el éxito de su libro, Darwin hubiera podido echarse tranquilamente a descansar en su butaca y sentirse cómodo, si no hubiera sido por el pavo real, pues si es cierto que solamente sobreviven los seres más adaptados, un ave como el pavo real no debería existir, ni la mitad de las criaturas de este mundo.

¿Qué tiene de adaptado un adorno tan pesado y que puede ver cualquier enemigo a kilómetros de distancia?

En su segunda gran obra, El origen del hombre, editada en 1871, Darwin se ocupa de resolver este enigma.

El mensaje fundamental del libro es el siguiente: para tener éxito en la evolución -es decir, para dejar la mayor descendencia posible-, no sólo es necesario que el animal sobreviva: también debe encontrar una pareja (o “excitar y seducir” a una pareja, como decía Darwin).

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Cortejo nupcial

Además de la selección natural, hay una segunda fuerza importante en el proceso de la evolución: laselección sexual. Mientras que en la selección natural los individuos compiten por los recursos escasos, en la selección sexual los individuos compiten entre sí por los individuos del sexo contrario.

En la selección natural, es el medio ambiente el factor que modela el diseño del cuerpo; en la selección sexual, los dos sexos se modelan mutuamente.

Como todos los seres vivos que se reproducen de forma sexuada, el hombre no es más que el último vástago de una interminable serie de relaciones sexuales basadas en el principio de selección.

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En su viaje de generación en generación, nuestros genes se han transmitido de un cuerpo a otro cuerpo, en forma de células sexuales, y han pasado primero por el trámite de la selección sexual. ¿Y qué hubiera ocurrido si a su abuelo no le hubiera gustado la nariz de su abuela?

La teoría evolucionista ofrece un dato curioso acerca de esta eterna competición por una pareja: en casi todas las especies son las hembras (en general, menos llamativas) las que eligen. Por el contrario, los machos se engalanan con colores y plumas, despiden aromas seductores o se presentan con todo tipo de cantos y espectáculos de danza.

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No es extraño que a los contemporáneos de Darwin, a los ciudadanos británicos de la época victoriana, no les hiciera mucha gracia su nueva teoría. Ya era bastante escandaloso que el viejo Darwin se pusiera a escribir sobre sexo. Además, ¿resultaba que a la hora de elegir, el sexo femenino era quien llevaba los pantalones?

fuente: La ciencia de la belleza   (Ulrich Renz)


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