Jericó, 2010. Rania, una joven y humilde chica de padre palestino y madre americana, lleva una plácida existencia, disfruta del amor puro de Abdul y sueña con un futuro junto a él. Pero un brutal suceso rompe su vida.Rania es una joven palestina que vive junto a su madre americana en Jericó. Ella lleva una vida normal, va a la escuela, ayuda en el huerto y hace de intérprete con los turistas. Ella está enamorada de Abdul, el hermano de su mejor amiga. Pero un día todo el mundo que Rania conocía se acaba y aunque ella trata de ver la luz al final del túnel, poco a poco ira descubriendo que está atrapada en un callejón sin salida.
David Ackermann, capitán del ejército israelí, se encuentra en una situación de emergencia. Uno de sus hombres ha huido y se dirige a Jericó armado, borracho y ciego de ira. Cuando lo localiza se enfrenta a una inesperada y dramática decisión.
Max es un exitoso trader que vive al límite en Nueva York junto a sus amigos y su novia, Debra Williams, famosa reportera. Recibe la llamada del financiero más poderoso de Wall Street; le propone dirigir un nuevo fondo de inversión. Es la oportunidad de su vida, que acepta sin dudar. Todo es dinero, lujo y derroche a su alrededor. Pero nada volverá a ser igual.
La primera parte de la novela se centra en Rania y en los conflictos árabe-israelí. Gracias a los ojos inocentes de Rania somos testigos de los conflicto bélicos que son pan de cada día en esas tierras.
El autor crea tan bien la ambientación, que la tensión del momento es casi palpable. Hay una escena en particular que me dejo con la piel chinita, pues en ella somos testigos de cómo un joven proveniente de una familia bien decide suicidarse para llevar a cabo una misión kamikaze.
Se vieron envueltos en guerras y creencias, o en creencias que provocaban guerras. Tierra Santa para los cristianos, Sagrada para los musulmanes y Prometida para los judíos. De futuro incierto para sus hijos
La segunda parte del libro nos traslada a Nueva York donde conocemos a Max, un joven trader que trabaja en el banco más prestigioso del mundo.
Si bien el hilo argumental de Max es importante para la historia, admito que esta segunda parte del libro me aburrió pues había muchas veces que los tecnicismos o debates económicos de verdad
me resultaban monótonos. No me gusta y ni entiendo “J” del mundo de las finanzas, así que ya se imaginaran lo que sufrí al llegar a esta parte.
Fue hasta la tercer parte del libro, cuando estos dos mundos que carecen de similitudes se encuentran, cuando de verdad se puso muy buena la cosa.
En su familia, tanto sus abuelos como sus padres le habían inculcado una educación basada en los valores, la honestidad, la lealtad y la honradez.
Además de las claras diferencias de Oriente y Occidente, lo que más me engancho del libro fueron los servicios secretos de israelíes. Ya les había comentado varias veces que me encanta leer sobre milicia y en este libro hay mucho de eso. El autor también nos regala una crítica hacía el consumismo y engaños financieros. Al final de todo como siempre el que gana es el que tiene dinero.