Imagina un equipo que en una sola temporada vence en varias etapas de la vuelta a España, varias del tour de Francia, la Paris-Roubaix y un buen número de pruebas de un día, especialmente en el calendario belga. Y ahora imagina que ese equipo termina el año con sensación de no haber cumplido las expectativas. Extrano, ¿verdad? Pues eso fue el Solo Superia de 1965.
Primero pongámonos en antecedentes. El Solo Superia reunía aquel en su plantilla a los tres ciclistas con más victorias de todos los tiempos: Eddy Merckx, Rik Van Looy y Rik Van Steermbergen. Tres deportistas que reunirían más de 1000 victorias al final de su carrera, dos de ellos entre los tres únicos de la historia en ganar los cinco monumentos, dos de ellos entre los únicos cuatro de toda la historia en ganar tres mundiales, un pentacampeón de giro y Tour…en definitiva, tres máquinas de ganar. Junto a ellos un buen puñado de los mejores ciclistas belgas del momento, como el rapidísimo Sercu o el gran Edward Sels.
Pero claro, sus circunstancias eran muy diferentes. Rik Van Steermbergen era un ciclista con más de cuarenta años que defendía los colores del Solo Superia casi por orgullo, y que ya competía casi en exclusiva en carreras de seis días en pista, quedando su gran época más de una década atrás. Eddy Merckx era un imberbe de veinte años, recién pasado al profesionalismo, tímido y apocado, pero que apuntaba buenas maneras. Y en medio Rik Van Looy, en todo su apogeo, el ciclista más potente del momento para carreras de un día. Y flamenco, claro.
Porque esa es una de las claves. Solo Superia era un equipo flamenco comandado por flamencos. Y el jefe de filas era Rik Van Looy, flandrien entre los flandriens. Y desde el principio esa mentalidad no casó muy bien con el joven Merckx. En aquel momento Merckx era visto poco menos que como un traidor a la causa flamenca. Eddy nació en Flandes pero de niño su familia cruzó la frontera lingüística para trasladarse a Valonia. Eddy hablaba francés y había hecho sus votos de boda en ese idioma. Y eso Van Looy, gran pope del ciclismo belga en aquel momento, no se lo perdonaba.
Eddy Merckx debuta en el profesionalismo en el Solo Superia
Por eso desde el principio la particular personalidad de Van Looy, socarrona y afilada, crítica y orgullosa, se centró en el joven Merckx, Van Looy le tachaba de paleto, se reía de su timidez, de sus dificultades para expresarse en flamenco. Y todos los demás (casi todos, puesto que Sercu inicia aquí una fraternal amistad con Eddy) le ríen las gracias al gran Rik.
Rik Van Looy, el gran jefe del ciclismo flamenco
Para Eddy serán unos meses complicados, un período de aprendizaje que abrirá heridas que nunca iban a curar del todo. Tras abandonar el Solo Superia a finales de 1965 para fichar por el Peugeot Eddy comienza a labrarse su leyenda. Pero Van Looy nunca le reconoce, le tacha de blando, luego comenta que nunca ganará los cinco monumentos, luego dice que lo ha hecho sin rivales y al final acaba convirtiéndose en el cerebro en la sombra de la Brigada Anti-Merckx, ese grupo de jóvenes flamencos que salían a las carreras de un día con la única obsesión de hacer hincar la rodilla al astro belga, y que tuvo en Monsere, Maertens y los hermanos de Vlaeminck a sus más conocidos miembros.
Pero todo, todo, había comenzado en el Solo Superia.