Revista Opinión

El enigma moral de “Palestina”.

Publicado el 30 octubre 2016 por Emethgolem @NombredeIsrael

Autor:  Joseh Puder

“Muchos en el mundo occidental se encuentran en una tesitura moral con respecto a Israel y los palestinos. Viviendo en una era que adora el victimismo, el Occidente políticamente correcto se encuentra en un difícil dilema. Por una parte, la culpa por el Holocausto fue una fuerza importante detrás de la creación del estado judío en 1948, al menos según las percepciones comunes. Por la otra, la culpa judía, ya sobrepasada por la deslocalización y explotación provocadas por el colonialismo, se ha manifestado en simpatía hacia los palestinos, y los aún sin asentar refugiados palestinos en Gaza, el Líbano y por todo Oriente Medio.

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Excepto que Israel, al contrario que Gran Bretaña o Francia, no es, y nunca ha sido, potencia colonial. El problema de los refugiados palestinos se puede seguir hasta las decisiones tomadas por la directiva árabe en Palestina en 1947-1948 y los ánimos que recibía de los estados árabes circundantes cuyas ambiciones territoriales, tanto como su deseo de poseer la riqueza relativa construida por la comunidad judía en Palestina, motivaba sus políticas.

El 29 de noviembre de 1947 la ONU votaba la partición de Palestina (resolución 181). Por una mayoría de 33 votos a 13, decidía crear un estado judío y un estado árabe en Palestina. Los judíos, ansiosos por absorber a cientos de miles de supervivientes del Holocausto que se hacinaban en los Campamentos para Desplazados por toda Alemania y Chipre, celebraron la partición como patria judía, aunque reducida.

La Declaración de Balfour de 1917 decretada por Gran Bretaña pretendía crear una patria para los judíos en su hogar ancestral de Palestina. Aproximadamente el 77% del territorio prometido a los judíos en la Declaración de Balfour era sin embargo sustraído para crear el Emirato de Transjordania bajo dirección británica en 1922, y desde entonces no se ha permitido que ningún judío resida allí.

El territorio asignado al estado judío según el Plan de Partición de la ONU de 1945 apenas era contínuo e incluía la costa, Galilea oriental en el norte (sin continuidad territorial con el resto del estado), y el Negev central al sur sin la ciudad de Beersheba. Las zonas históricas de Judea y Samaria iban a formar parte del estado árabe que incluiría Galilea occidental y Gaza. Jerusalén y Belén iban a ser administradas por un fideicomiso internacional.

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Un plan de partición anterior se había propuesto el 7 de julio de 1937. La Comisión Peel de Gran Bretaña había publicado su informe en Londres, reconociendo que el conflicto en Palestina entre árabes y judíos era irresoluble y recomendaba la partición de Palestina en dos estados soberanos independientes. No había ninguna mención en ello a palestinos o “el pueblo palestino”. La Comisión había sido establecida aparentemente en respuesta a los disturbios árabes que habían estallado en 1936 inspirados por el muftí de Jerusalén, Haj Aminal-Hussaini, aliado de Adolf Hitler. El rechazo árabe a la Comisión Peel fue el preludio a su rechazo a la partición de la ONU.

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La postura árabe (la palabra palestino en aquel momento solamente se refería a los judíos, a los árabes se les llamaba simplemente árabes, y su principal objetivo era formar parte de una nación árabe que se extendiera desde el norte de África hasta el Golfo Pérsico) era “o todo o nada” — es decir, ninguna presencia soberana judía en ninguna parte de Oriente Medio. A cada rechazo, el tamaño del estado árabe “palestino” se reducía. En 1937, los árabes habrían controlado el 90% del Mandato de Palestina (convirtiéndose un 77% en Jordania y el 13% se habría añadido para satisfacer las demandas árabes) asignando apenas el 10% a los judíos. En 1947, los porcentajes eran invertidos en favor de los judíos. Como resultado de la guerra de los árabes para aniquilar al recién nacido estado judío en 1948, Jordania y Egipto cogieron el territorio asignado para convertirse en el estado árabe palestino, y los palestinos se convertían en refugiados.

En la América progresista y especialmente en Europa, los hechos no son equiparables a las ideologías, aunque podrían serlo si la lógica y la razón les importase. Por tanto, el hecho de que los árabes palestinos crearan su propia miseria rechazando los dos planes de partición no importa para el colectivo progresista sentimental. Como seres humanos, deberíamos tener un corazón que sea sensible al sufrimiento de los refugiados palestinos. Pero las preguntas que debemos hacer son:

¿Por qué en casi 60 años ni Egipto, ni el Líbano, ni Siria (por poner unos ejemplos) proporcionaron ciudadanía a esos palestinos de los campamentos de refugiados, y por qué no son absorbidos por sus correligionarios musulmanes árabes en estos países que hablan la misma lengua, rezan en las mismas mezquitas, y siguen las mismas tradiciones?

Otra pregunta que tenemos que hacer es porqué Arafat y la Autoridad Palestina establecida en 1994 no proporcionaron vivienda a los conciudadanos palestinos en campamentos de refugiados de Gaza, Nablús, Jenin… especialmente teniendo en cuenta que Israel estaba dispuesto a ayudar con la financiación

Tan difíciles como sean las condiciones para los refugiados palestinos, el hecho es que sin embargo han estado más atendidos por la comunidad internacional y la ONU que cualquier otra población de refugiados nunca conocida que no haya sufrido menos y que probablemente haya sufrido mucho más. Los kurdos, los tibetanos, los hindúes, los pakistaníes, los húngaros, los laosianos, los vietnamitas, los bosnios o los africanos no tuvieron ninguna agencia de la ONU específicamente creada para ellos. La UNWRA (United Nations Relief and Works Agency for Palestinian Refugees in Near East) fue creada exclusivamente para tratar el tema árabe palestino.Murieron muchos más refugiados hindúes o paquistaníes o muchos más fueron desplazados en la partición del subcontinente hindú en 1947 que palestinos. Había aproximadamente entre 600 y 750.000 refugiados palestinos en 1948, en comparación con 15.000.000 de hindúes y musulmanes que cruzaron fronteras, sin que se estableciera ninguna agencia especial de la ONU.

Asumiendo que el pasado queda atrás, ¿por qué no es la principal prioridad del gobierno encabezado por Hamas en Gaza erradicar los campamentos de refugiados y construir vivienda permanente, escuelas decentes, y crear empleo para los palestinos si tanto les preocupan? La misma pregunta debería plantearse a Mahmoud Abbás, rais de la Autoridad Palestina.

Lamentablemente, estos refugiados están siendo utilizados como títeres contra Israel, y la Autoridad Palestina prefiere gastar los miles de millones de dólares en ayuda internacional para armar “sus fuerzas de seguridad” antes que ayudar a su propio pueblo necesitado.

Las cargas de la educación y la ayuda social han sido abandonadas a las mezquitas y a la UNRWA, donde, además de atención médica y comida, el joven palestino recibe una fuerte dosis de incitación de odio contra los judíos, Israel, los cristianos, América y los infieles. Y el Occidente progresista, corroído por la culpa, permanece en silencio — inyectando millones de dolares para aliviar su culpa y sin exigir ningún cambio.

El informe de la Comisión Peel resumía la naturaleza del conflicto de una manera relevante en 1937 y relevante hoy:

“Los árabes quieren revivir las tradiciones de la edad dorada árabe. Los judíos quieren demostrar lo que pueden lograr cuando se les devuelve a la tierra en la que nació la nación judía”.

El estado judío habría sido restaurado con el tiempo al margen del Holocausto, aunque algún tiempo más tarde. 2000 años de persecución y humillación en el exilio habían dado lugar a una fuerza invencible. Los derechos soberanos de los refugiados nunca fueron ni negados ni rechazados. ]En su lugar, los árabes de Palestina en persona fueron los que determinaron su futuro, y eligieron matar judíos y al estado judío en lugar de crear su propio estado. Pretendieron revivir un imperio musulmán árabe en Oriente Medio. Muchos aún lo pretenden.

La tesitura del Occidente corroído por la culpa por “los discriminados” palestinos está mal emplazada. En lugar de la culpa, Occidente debería exigir que las dictaduras árabes y los palestinos traten el tema de los derechos humanos de su propio pueblo, convirtiendo en prioridad la humanidad y la atención social por encima del armamento. Deberían exigir, como hizo Ronald Reagan en Berlín, que “derriben esos campamentos” y…

…que los árabes den a su pueblo una vida libre de odio, guerra, sufrimiento y muerte.”


El enigma moral de “Palestina”.

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