Revista Cultura y Ocio
"¿Cuándo tomó la decisión?
Ni él mismo lo sabía. Pero, una vez que las dudas se disiparon para sólo percibirse como lejanas voces, el peso sordo que abrumaba su cuerpo se convirtió en una palpitante ansiedad, a la que, ahora se daba cuenta, había echado de menos."
Me gustan las historias de espías, no lo puedo evitar. Y, de un tiempo a esta parte, escasean, y las pocas que he visto eran historias fallidas. Pero yo lo sigo intentando y por eso, hoy traigo a mi estantería virtual, El enigma Turing.
Conocemos a Alan Turing, el famoso matemático capaz de descifrar los códigos alemanes durante la Segunda Guerra Mundial acortando su duración. Y lo hacemos justo cuando fallece: suicidio dicen. Al que conoceremos realmente es a Leonard Correll, policía encargado del caso que va desgranando los secretos de la vida de Turing, a la vez que se topa con el grueso muro del secretismo debido a sus aportaciones en la Guerra. Correll irá desgranando la historia de Turing a la vez que nos abre la suya propia.
Hubo una película hace unos años, Descifrando el enigma, protagonizada por Benedict Cumberbatch y Keira Knightley que no podía sacarme de la cabeza durante los primeros capítulos de la novela. Al final recurrí a San Google que todo lo sabe y me di cuenta del motivo; la película relata la vida de Turing y por lo tanto este libro podría ser la perfecta continuación desde su final (y aquí añadiré para aquellos que ya estén pensando en afilar su lengua diciendo que este hombre con una amplia trayectoria literaria a sus espaldas, se dedica a continuar historias, que la novela es anterior a la película). Porque lo primero que conocemos de Turing en él es que parece haber ideado una curiosa forma de suicidarse: usar una manzana envenenada. Una forma que se nos antojará extraña en un primer momento pero que pronto aceptamos como propia del carácter de un hombre especial. Y no solo por su inteligencia, ya que Turing parecía estar obsesionada con números y mátemáticas, sino también en lo personal: no le quedó más remedio que reconocer su homosexualidad en un momento en el que era ilegal en Gran Bretaña y acatar la castración química para evitar entrar en prisión. Todos estos datos los iremos conociendo a través de la mirada de Correll, un policía que irá además abriendo su historia personal a medida que avanza, convirtiendo de este modo la novela en un libro que bebe de dos fuentes (y aquí tengo que decir que la historia de Turing me pareció muchísimo más interesante).
La novela tiene un ritmo lento, para aquellos que están acostumbrados a la etiqueta "trepidante" tendrá un ritmo desesperadamente lento incluso, pero porque es una novela para paladear. Con muchos detalles a la hora de mezclar la realidad de Turing y la ficción del policía, el autor nos adentra en esta historia detectivesca ambientada en la década de los cuarenta. Un momento en el que los miedos a confabulaciones estaban en la calle y en el que no se confiaba en las personas por algo tan banal como su orientación sexual. De hecho, desde las primeras páginas nos damos cuenta de que ese retrato a la sociedad del rechazo va a ser tratado con mucha dureza por el autor mostrando como, ante determinadas acusaciones, una sociedad intolerante parecerá sufrir amnesia ante todo aquello que le has proporcionado. Y todo esto lo iremos descubriendo a través de la obsesión del policía por saber qué sucedió, y quién era realmente Alan Turing. De hecho hay un momento en el que el lector se plantea si es posible culpar a una sociedad en lugar de hacerlo con una persona ante una muerte violenta. Los personajes son solventes, y la mezcla de realidad y ficción magnífica. El autor además sabe profundizar en la familia de Correll sin que nos parezca que usa excusas para ello.
El enigma Turing es un libro bien escrito que conseguirá que los aficionados al tema disfruten de una historia bien armada. Me ha gustado.
Y vosotros, ¡Con qué libro comenzáis la semana?
Gracias.