“Anoche mi esposa y yo cenamos solos por primera vez en veinte años”"
Diario de Geroge Washington
Estés soltero o casado, seas jubilado o empleado, joven o viejo, las exigencias sobre tu tiempo parecen interminables. No hay suficientes horas en un día para pasar con quienes más nos importan, o para hacer lo que nos apetece. Siempre parecemos estar buscando un mejor equilibrio.
Es más, a menudo corremos tanto por la vida que no sacamos tiempo para disfrutarla. Estamos tan ocupados preparándonos para el próximo proyecto o contestando las demandas urgentes que no nos detenemos a disfrutar nuestro presente.
No somos animales. Somos seres humanos conscientes, y entre todo lo que nos ha sucedido y cómo respondemos a ello hay un espacio. En ese espacio yace nuestro poder y nuestra libertad de decidir respuestas, y en esas decisiones yacen nuestro crecimiento y nuestra felicidad.
He descubierto que lo ideal es programar primero las prioridades, y dejar las actividades menos importantes para llenar espacios vacíos… si existen!
Muchos individuos pierden su parte de felicidad, no porque no la hayan encontrado, sino porque no se detuvieron a disfrutarla.
“Grandeza para cada día” de Stephen Covey
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