El Nobel de Economía Paul Krugman se ha mostrado muy crítico con los rescates financieros en la Unión Europea y con los programas de austeridad que estos conllevan, y ha asegurado que "está claro" que Grecia, Irlanda y Portugal "no pueden y no podrán pagar sus deudas en su totalidad", aunque cree que España "podría lograrlo".
"El hada de la confianza no ha aparecido. Las naciones deudoras con problemas en Europa están, como debíamos haber esperado, sufriendo un mayor retroceso económico gracias a estos programas de austeridad y la confianza se está hundiendo, en vez de aumentando", asegura en una columna de opinión en The New York Times.
Por este motivo, cree que, siendo realistas, Europa debe prepararse para algún tipo de reestructuración de deuda, que incluya una combinación de ayuda de las economías más fuertes y "recortes" a los acreedores privados. "El realismo, sin embargo, parece ser escaso", apostilla.
Krugman señala que en Europa se ha insistido en que mantener el valor de la moneda y unos presupuestos equilibrados son la respuesta a todos los problemas. "Detrás de esta insistencia ha habido fantasías económicas, en particular la creencia del hada de la confianza, es decir, la creencia de que recortar el gasto realmente va a crear puestos de trabajo, porque la austeridad fiscal aumentará la confianza del sector privado".
Sin embargo, desafortunadamente, "el hada de la confianza sigue negándose a hacer acto de presencia" y la disputa sobre cómo manejar una "realidad inconveniente" amenaza con crear en Europa el punto de inflexión para una nueva crisis financiera".
Krugman señala que, tras la creación del euro en 1999, las naciones europeas que anteriormente se había considerado que estaban en riesgo comenzaron a experimentar unos grandes influjos de capital. "Después de todo, los inversores pensaron, dado que Grecia, Portugal, Irlanda y España eran miembros de la unión monetaria europea, ¿qué puede salir mal?".
En este sentido, la respuesta a esta pregunta es ahora "aparentemente dolorosa". Así, apunta que el Gobierno griego, debido a los bajos tipos de interés, se endeudó demasiado, mientras que, en el caso de Irlanda y España, aunque los gobiernos no lo hicieron, los bancos sí y, cuando estalló la burbuja, los contribuyentes se encontraron con la deuda bancaria.
Krugman recuerda que los líderes europeos ofrecieron préstamos de emergencia a países en crisis, pero sólo a cambio de prometer que se iban a imponer "salvajes" programas de austeridad, basados principalmente en amplios recortes del gasto. Así, se defendió que mejorarían la confianza y serían expansionarios, y se rechazaron las críticas sobre el dolor que crearían y el empeoramiento de la crisis en estos estados.
Asimismo, se muestra muy crítico con la postura de Alemania, por sus reticencias a ayudar a sus vecinos con problemas, y en especial, con el Banco Central Europeo (BCE), a quien acusa de no estar dispuesto a afrontar el fracaso de sus fantasías. "Esto puede sonar increíblemente tonto, pero, quién dijo que la sabiduría rige el mundo", matiza.Una mirada no convencional al neoliberalismo y la globalización