Un informe de la Universidad Nacional de Australia en
Canberra publicado en la revista de PLOS Biology, arroja dudas sobre la
hipótesis de que la longevidad humana puede extenderse mucho más allá de los
límites actuales. Se han desarrollado explicaciones biológicas para dicha
desaceleración de la mortalidad en el final de la vida, pero son controvertidas.
El informe, muestra que una variedad de errores, individuales y combinados,
tienen el efecto de producir una disminución de la mortalidad aparente al final
de la vida útil, y esto explica en gran medida las tendencias observadas. Las
categorías de error incluyen el muestreo demográfico, registros de nacimiento y
defunción, informes de edad y otros. Por ejemplo, los errores en la edad dentro
de una población darán como resultado que algunos individuos jóvenes sean
registrados como mayores y viceversa. A medida que esta población envejece, los
individuos mayores registrados como jóvenes morirán antes de lo esperado y aquellos
que se registren como mayores morirán más tarde, enriqueciendo el grupo de individuos
viejos y aplanando la curva de mortalidad. Una tasa de uno de cada diez mil
sería suficiente para producir las disminuciones observadas en la mortalidad relacionada
con la edad. Una mejora en la calidad de los datos en estudios de grandes poblaciones
se correspondió con una reducción en la desaceleración de la mortalidad en el
final de la vida. El hallazgo ayudara a comprender la longevidad humana, ya que
las predicciones de que la vida útil puede aumentar considerablemente han
dependido en parte de las aparentes desaceleraciones y mesetas informadas
anteriormente en la literatura biológica y demográfica. La discriminación entre
los casos reales y los artefactuales requerirá un cuidadoso análisis caso por
caso, y constituirá un desafío continuo en el estudio del envejecimiento.