Revista Asia
Una noticia acaba de conmocionar Corea del Sur. Un funcionario del ayuntamiento de la capital, de origen norcoreano, que encargaba de administrar los archivos con datos personales de los desertores y refugiados de Corea del Norte que residían en Seúl, acababa de ser detenido por la policía en colaboración con el Centro de Inteligencia de Corea por enviar miles de fichas personales al régimen norcoreano. Al percatar de las sospechas hacia él, intentó huir pero fue arrestado gracias a la rápida actuación judicial. Su delación ponía en peligro a los familiares de unas 10.000 personas ya que los ojos percatados de los dirigentes norcoreanos con estos documentos convertirían en órdenes que llevaría al calvario a decenas de miles de inocentes.
Los cumplimientos del cargo que ocupaba este joven detenido eran atención personalizada a todos los refugiados norcoreanos que residían en la capital que incluye una visita semanal, atención telefónica y asistencia social. Él había escapado de Corea del Norte en 2004 cuando estaba trabajando de doctor después de graduarse en la universidad de Chongjin. Una vez llegado a Corea del Sur, había estudiado diversas carreras en una de las universidades más prestigiosas del país obteniendo así una ocupación muy bien remunerada en el sector de comercio internacional teniendo la oportunidad de viajar constantemente a China. Se trataba de una mente brillante pero sus viajes escondidas a Corea del Norte entre los años 2005 y 2007 para entregar documentos confidenciales levantaron un presentimiento negativo hacia él que al final, fue detenido.
Su delito correspondiente es de espionaje y prontamente estará en el banquillo de los acusados. Él niega las acusaciones y aclama su inocencia. Las asociaciones de derechos humanos en el país se muestran preocupadas por el aumento de espías disfrazados de refugiados. Entre 2008 y 2012, hubo seis detenciones por casos similares y fueron condenados de 4 a 10 años de prisión. La pericia del régimen y la lucha entre ambos bandos no tendrán fin, mientras que ellos están ideando un plan macabro: acabar con la vida de primer hijo de Kim Jong-Il por el hecho de ser un hombre "vagabundo", "liberal", "alternativo" con las doctrinas ideológicas tradicionalistas norcoreanas.
El diario de Corea del Norte