El ex entrenador del equipo de fútbol de Barcelona mandó a espiar a la colombiana y al español. El último escándalo en la política catalana, donde la empresa Método 3 ha sido vinculada con el espionaje a varios de sus hombres fuertes, ha salpicado también al mundo del espectáculo y al del fútbol. Así lo revela el periódico español El Confidencial, que publica que Guardiola, el ex entrenador del Barça, sintió tal preocupación por que la vida fuera del campo pudiera afectar al juego de sus futbolistas, que decidió seguir a algunos de ellos. De su equipo, fue Gerard Piqué quien más sufrió el espionaje del míster, debido al mediático noviazgo que comenzó con Shakira en 2010. “Estaba obsesionado con que los jugadores mantuviesen una vida privada ordenada y que no saliesen de juerga porque después no rendían en el césped”, aseguró una persona que trabajó en el club durante aquella etapa al diario. Aunque su vínculo con Shakira fue determinante para que se ordenara un seguimiento riguroso de los hábitos de Piqué, lo cierto es que desde 2008 sus salidas nocturnas ya eran objeto de investigación. Entre los detalles que interesaban a Guardiola, destacan los locales que solía frecuentar y en qué compañía, además del consumo de alcohol que realizaba. “Guardiola llegó incluso a telefonear a casa de algunos de sus cracks para saber si, efectivamente, se encontraban en el domicilio y no trasnochando en algún bar de copas”, según confirmaron al diario fuentes cercanas a los jugadores. Sin embargo, desde que comenzara el romance con la cantante, el seguimiento a Piqué se intensificó hasta tal punto que el propio futbolista lo advirtió, e incluso se lo hizo saber a Guardiola, quien consiguió que Xavier Martorell, exdirector de Seguridad y actual director general de Servicios Penitenciarios de la Generalitat, hiciera creer al representante del blaugrana que el problema era solo responsabilidad de la prensa rosa. “Tantos días le pisaron los talones que en un momento determinado fueron descubiertos. El representante de Piqué llegó a denunciar ante el club que el jugador estaba siendo seguido por desconocidos. El propio jugador se lo comentó a Guardiola. Para camuflajear el asunto y que no se destapase el espionaje, Martorell tuvo una gran idea: le dijo al representante del futbolista que, tras las pesquisas que había hecho, los que le seguían eran de la prensa del corazón y le prometió que controlaría el tema y que se ocuparía de su seguridad”, publica el diario.