Heymoonshaker – Premature Blues
Un nuevo Rebus, un Rebus más que se cuela y anida entre oscuridades y tinieblas. Que se sumerge y lucha contra los demonios con los puños desnudos, con fuego en los ojos, con la convicción de una ayuda leal y desinteresada. Sin esperar nada, ofreciendo todo, sin hacer más que lo sabe, lo que le dice su buen mentor, mirando siempre, de reojo, a quien pueda estar a su vez mirando.
Segunda entrega de la serie de John Rebus, El escondite vuelve a darnos aquello conocido que tanto nos sedujo en Nudos y cruces, aquellos lugares y aquellas dinámicas, aquellos personajes, ambientes, circunstancias y matices que nos hacen entrar en terreno seguro, en miedos conocidos, encontrarnos con demonios viejos, con situaciones aceptadas.
Un Rebus ascendido a inspector, algo menos caricaturesco que en la anterior entrega, más reflexivo, más intuitivo, pero aún con mucho camino por delante, con mucho por aprender. Con traumas superados y algún que otro nuevo, se ha quedado solo, se siente solo, en ocasiones confundido con el sistema, con sus superiores, con la vida.
Un yonqui al que nadie echa de menos, salvo su novia, aparece muerto en una casa ocupada en un barrio marginal. El pobre chico a muerto de sobredosis, nada extraño dadas las circunstancias, pero hay dos cosas que ha Rebus no le cuadran; el cadáver estaba en posición de crucifixión en el suelo y rodeado de velas negras, por no hablar de la estrella rodeada de un circulo que hay pintada en la pared. Por si eso fuera poco, al chico muerto de la han encontrado una bolsita llena de heroína pura y lista para ser chutada, cosa extraña cuando ha muerto por chutarse heroína adulterada…
En esta segunda entrega, Rankin va dotando a Rebus de más mundo, de más iconos reconocibles. Gill Templer su pareja en Nudos y cruces ha quedado atrás, pero en esta novela hace un par de apariciones para atormentar un poco a nuestro querido Rebus que aún sigue enamorado de ella. Al haber ascendido a inspector, Rebus puede echar mano de agentes para sus investigaciones, así es como conocemos a Brian Holmes, un joven policía con ganas de agradar al inspector y que tiene un importante papel en esta novela y veremos si en las siguientes de la serie. Volvemos a ver a Tony McCall, al capitán Watson…
En general El escondite sigue la estela de calidad de Nudos y cruces, es un poco más madura, más templada. Aunque a mí la resolución de la trama no ha acabado de convencerme, se apoya demasiado en algunas intuiciones o casualidades. Eso no lo note en Black and Blue, así que creo que es básicamente un tema de aprendizaje de Rankin, que con el tiempo ha sabido ir puliendo las tramas y darles la fuerza y desarrollo necesarios. De todas maneras, lo que me seduce de estas novelas, las de Rankin, las de Block, Nesbo, Kerr, en definitiva, las series con continuidad, es en gran parte el personaje central, ya lo he dicho varias veces, verlos crecer, vivir, aprender y desarrollarse como personajes es lo que me hace seguir leyéndolos. Así que, ¿Qué importa si una trama es un poco más floja de lo que nos esperábamos?
El escondite
Ian Rankin
RBA- Serie Negra 2011
283 páginas.