El Escorial, un lugar mágico

Existen lugares en la vida de las personas que tienen un significado especial. En la mía, uno de ellos es San Lorenzo de El Escorial. Siempre me he sentido atraída por este lugar, hace siglos el centro del mundo, y por siempre un rincón de paz y belleza. Entre sus muros he paseado ya cuatro veces en mi vida. Primero con mis padres, pasado el tiempo con la universidad, poco después con mi pareja. Ahora, convertido en el padre de mis hijos, ha compartido conmigo y con ellos unas vacaciones inolvidables cuyo centro de acción ha sido San Lorenzo. Por primera vez nos hemos aventurado a hacer un viaje en familia, coger el coche, atiborrarlo de maletas (entre ellas alguna que otra con galletas) y viajar hacia uno de los lugares más bonitos de la geografía española. Desde la Sierra de Guadarrama hemos descubierto a nuestros pequeños la capital, Madrid, la preciosa Segovia, la bucólica Granja de San Ildefonso y el medieval castillo de Manzanares el Real entre otros. Y el monasterio de El Escorial, por supuesto.Han sido unas vacaciones inolvidables, con visitas turísticas por la mañana y piscina (de agua helada de la Sierra) por la tarde, para terminar el día en la magnífica plaza del monasterio, sentados en sus piedras, contemplando aquel lugar en el que un día vivieron reyes, reinas, príncipes y princesas. Ni que decir tiene que mis hijos se lo han pasado genial, han aprendido un montón de cosas y, sobretodo, han compartido una gran experiencia con papá y mamá.