Revista Política

El escrachador escrachado

Publicado el 18 febrero 2016 por Catalega @Catalega
EL ESCRACHADOR ESCRACHADO Todo se ve de color de rosa cuando se hace desde el lado del que protesta, del que insulta o del que agrede. En esos momentos se está luchando por un “ideal”, por los más necesitados, se está luchando contra el poder establecido. Y a eso se han dedicado gran parte de los actuales dirigentes y cargos públicos de Podemos, que ahora se quejan por sufrir lo que antes ellos mismos hacían, la historia del escrachador escrachado.
Es el caso de un tal Javier Barbero, concejal de seguridad del Ayuntamiento de Madrid, que se tuvo que refugiar en un bar el pasado martes perseguido, en un escrache, por numerosos policías municipales que protestaban por la disolución de las Unidades Centrales de Seguridad, los antidisturbios municipales. El político no logró salir del establecimiento hasta que no llegó su coche oficial. Desde el Caballo de las Tendillas no podemos aplaudir estas actitudes, los escraches no nos parecen adecuados, algo que ya hemos criticado en muchas ocasiones. E igual que los criticábamos cuando eran políticos del Partido Popular los que los sufrían, ahí está el caso de Sáenz de Santamaría o Cifuentes, ahora también los criticamos. Aunque por entonces, en abril de 2012, Pablo Iglesias los defendiera y dijera en Twitter que “los escraches son un mecanismo democrático para que los responsables de la crisis sientan una mínima parte de sus consecuencias” EL ESCRACHADOR ESCRACHADO Lo que ocurre es que ante la situación del pasado martes, que gracias a Dios no llegó a más, esbozamos una sonrisa, pues es curioso que ahora los políticos chavistas tengan que soportar lo que ellos mismos pusieron de moda. Y claro, es normal que desde el otro lado las cosas no se vean desde el mismo prisma. Y el escrachador Barbero ahora acusa a la delegada del Gobierno en Madrid de deslealtad por la inacción de la Policía Nacional y anuncia la apertura de una investigación para determinar si los insultos recibidos en la protesta pudieran ser una incitación al odio. Lástima que cuando estaba en el otro lado no pensara de la misma forma, porque seguro que en los escraches en los que él participó se insultó de la misma manera. 

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