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El escritor hambriento (carta abierta a Lucía Etxebarría)

Publicado el 24 enero 2012 por Martikka
Y seguimos con el caso Etxebarría. Mi entrada anterior fue inspirada por este post de Guillem López, que reproduzco aquí para que más lectores puedan disfrutar de su lectura.  El escritor hambriento (carta abierta a Lucía Etxebarría) por Guillem López. La verdad es un plato que se sirve frío. Se sienta uno a la mesa, tal que lo haría Buster Keaton, toma la sopera con ambas manos, y se arroja por encima el puchero que había guardado para las ocasiones especiales. Hay cosas que salen solas, sin proponérselo, como sorber los fideos o escribir, escribir también. Quizá es por eso que los artistas siempre hemos sido pobres, gañanes de la vida efímera, profesionales de los bolsillos rotos. No es por hacer apología de la crucifixión, es porque, ciertamente, el arte no alimenta.
El escritor hambriento (carta abierta a Lucía Etxebarría)
Manifestarse a las puertas del congreso y pedir una profesión digna y reconocida es, de todas todas, un esperpento. No hablemos de soñar con un sueldo digno. Tan respetados en petit comité y tan olvidados a la hora de repartir beneficios. Nómina de escritor, retenciones de escritor, pensión de escritor. Suena bastante ridículo. Y quizá algunos digan: ya está el típico resentido con los superventas. Pues no. Porque mientras lo superventas se siguen quejando de lo poco que ganan, los otros, todos los otros, siguen luchando para sacar adelante familia, trabajo y literatura. Unos encumbrados, otros condenados a los malabares; separados por unos cuantos miles de ejemplares vendidos; relegados al vagón de cola, a lo profundo del pozo. Y mientras unos cobran, y mucho, otros pagan por publicar y se empeñan para sentir el vértigo del mundillo literario, aunque sea sólo un poco, un orgasmo descafeinado. Así es que el mercado nos separa, el marketing nos discrimina, la crítica nos ataca y el público no nos conoce.
¿Desde cuándo existen los artistas millonarios? ¿Cuándo se convirtieron en referencia para miles de imitadores insomnes? Vivir de escribir, escribir y mal vivir. Una vez conocí a un escritor que esperaba la gran idea que le daría un best seller; la epifanía nunca llegó. Cuánto daño han hecho los suplementos literarios de la prensa dominical.
Existe una burbuja literaria. No es como la inmobiliaria, es mucho peor. La una dejó en paro a cuatro millones de españoles, la otra los dejará sin cultura. La señora Etxebarría se queja de que escribe y no cobra. Y, durante un momentáneo fallo en su normal funcionamiento cardio-vascular, amenaza con dejar de escribir. Sin embargo, lo peligroso no es que los mejores vendidos dejen de escribir, sino que lo hagamos todos los otros. Diez o doce escritores de primera línea en huelga de brazos caídos, o lo que sea, no supone una pérdida considerable a la cultura, sobretodo después de comprobar la alineación de la selección nacional. Lo digo con total convencimiento; el daño ya está hecho. Porque la literatura, y el arte en general, está perdiendo grandes talentos. Gente que, además de conciliar su vida personal con la laboral y la literaria para, con suerte, comenzar una carrera, publicar una primera novela, sacar adelante unos relatos, etc… Además de luchar contra los inconvenientes económicos, los pagos a destiempo de las editoriales, las tiradas cortas, famélicas, la promoción escasa, el vacío de los medios y el escepticismo general. Además de todo esto, debe luchar contra esa imagen del escritor millonario, famoso, el glamour y la dentera de sus entrevistas en El dominical. Los falsos mitos de progreso son el principal motivo de fracaso. Son becerros de oro alrededor de los que danza una mentira, la nuestra, la del mercado que nos gobierna.
Esta es una profesión digna. Pero, ¿cuándo estuvo la dignidad en el dinero?

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