El escritor muestra uno de sus lados más humanos cuando lleva a cabo cierto tipo de justicia contra seres reales durante el proceso de diseño y creación de sus personajes de ficción más malvados o más estúpidos. El escritor se convierte en herramienta de justicia social
El escritor como justiciero social
En los personajes más detestables o más estúpidos de una historia muy bien pueden esconderse una o incluso varias personas reales de las que el escritor o guionista guarda cierto recuerdo imborrable. Son estereotipos sociales que se esconden tras un personaje complejo invadido por muchos miedos y conquistado por muchas envidias, y que nada tiene que ver con esa persona real que aún vaga por los recuerdos del escritor, pero..., por ejemplo lleva su mismo nombre. Con ese pequeño detalle bastará para que el escritor haya satisfecho, no un deseo íntimo e intransferible, sino unaSeguir leyendo...