Revista Religión
“Inclinad vuestro oído y venid a mi; oíd y vivirá vuestra alma; y haré con vosotros pacto eterno, las misericordias firmes a David”. Isaías 55:3 (RVR)
El profeta Isaías estaba trayendo un mensaje de esperanza para un pueblo triste. Y sabiendo lo que había en su corazón, Dios le da una promesa para sostener su alma. Dios siempre está, Dios siempre es fiel, Dios siempre tiene el control. Solo que a veces, no podemos verlo por la crisis que estamos padeciendo. Y como Dios sabe lo que sentimos y padecemos.
¿Qué es lo que nos pide? Nos recomienda que inclinemos nuestro oído, que estemos dispuestos a escucharlo. Que estemos atentos a sus mandamientos y a sus enseñanzas. Y si logramos inclinar nuestra voluntad y orgullo para conocer y saber de Dios; vamos a poder llegar a Dios. Como dice Él mismo: Dios está cerca de aquellos que están cerca. Dios nunca se aleja, somos nosotros los que nos desviamos. Elegimos otro camino, en lugar de transitar El Camino. Y los atajos que elegimos, siempre nos llevan a un solo lugar: el fracaso.
Por eso Dios recomienda que lo oigamos. Si inclinamos nuestro corazón y nos acercamos a Dios, vamos a poder oír lo que dice para alcanzar el objetivo: revivir el alma. Dios renueva el ánimo, sostiene el corazón, y desea que tu alma viva. Su Gracia no se acaba, porque su promesa es eterna.
Y al igual que a David, Dios nos promete un pacto eterno, su fidelidad no cambia ni se oxida. La misericordia de Dios no se acaba, la misericordia de Dios es permanente. Porque Dios no cambia. Su firmeza es eterna y sostiene con seguridad todas las debilidades e inseguridades de la vida. Dios es la Roca que se mantiene, Dios es tu escudo que defiende, Dios es quien puede sostener tu vida en medio de los vaivenes de tus tormentas.
Pero todo comienza con tu decisión, la elección de inclinar tu oído para estar cerca de Dios. En lugar de quejarte por lo mal que la estás pasando, en lugar de enojarte por las cosas malas que estás sufriendo, es tiempo de cambiar la mirada para volver a la fuente.
Dios nos invita a acercarnos a su Presencia para conocer lo grande que es.
(Devocionales Cristianos)