Revista Diario

El eslabón perdido

Por Emilienko
El eslabón perdido
Tengo amigos estupendos, de veintimuchos años, que antes se fumaban un par de cigarrillos diarios, coincidiendo con los momentos de diversión, pero que ahora fuman un paquete diario, haciendo cualquier cosa por un cigarro.
Tengo amigos estupendos, de treintaypocos años, con los que tomaba cerveza cuando antes salíamos por ahí, y que ahora se beben cuatro cubatas entre semana porque tomarse sólo uno les sabe a poco.
Veo en la consulta todos los días a pacientes de cincuenta años, con manchas en el pulmón y tumores en la laringe; con cirrosis descompasadas y aliento que huele a alcohol; con mal estado de salud.
Me da miedo pensar que mis amigos y mis pacientes sean las mismas personas, en diferentes momentos de sus vidas. Por eso, suelo animar a mis amigos a dejar de fumar y a beber menos. Tengo muy poco éxito.
Me falta un eslabón en mi cadena; no sé que ocurre durante la década de los cuarenta años. Ojalá ese eslabón que me falta no sirva para unir a mis amigos con mis pacientes. Por favor, que no sea así.
Foto: Extraño cenicero con forma de tráquea, bronquios y pulmones.

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