Revista Filosofía
El espacio curvo no existe, lo que existe es una inevitable mínima curvatura de la rectitud espacial, tanto de la expansión universal como de la gravedad de cualquier cuerpo celeste; ya que es imposible que pueda existir una rectitud perfectamente recta, siempre surge una tendencia progresiva hacia un lado que obliga a que la rectitud se curve mínimamente; curvatura que se hace más curva y detectable cuanto mayor sea el espacio abarcado por esa rectitud. Así que lo del espacio curvo no es una exacta realidad. Más bien, la realidad es que el espacio es casi rectilíneo, rectitud que no puede evitar esa mínima tendencia a la curvatura, que se manifestará más a medida que progresivamente la rectitud espacial abarque mayor espacio.
La gravedad, de cualquier cuerpo celeste, atrae a la existencia que le pertenezca gravitatoriamente, con casi perfecta rectitud, hacia su mismísimo centro rotatorio. Ya que la perfección es una imposibilidad, por tanto la perfección de una rectitud no existe. Y además, la rotación esférica de cualquier cuerpo gravitatorio induce mínimamente a que la rectitud no sea perfectamente recta. El universo se expande rectilíneamente ya que no existe otra forma de expandirse; pero como la perfecta rectitud es una imposibilidad, inevitablemente la expansión universal estará obligada a inclinarse progresivamente hacia un lado, el más proclive. Eso hace que el universo tienda mínimamente a la curvatura, tendencia que se manifestará más cuanto mayor y más lejano sea el espacio abarcado.
En nuestro planeta no se hace detectable esa mínima curvatura porque es muy pequeña la inclinación de la rectitud impuesta por la gravedad de nuestro planeta; y además no existen los medios tecnológicos adecuados para poder detectarla porque es muy pequeña esa mínima curvatura. Y es que nuestro planeta abarca relativamente poco espacio para que esa imperceptible curvatura sea mayor. Tal vez, para que se haga mínimamente detectable la curvatura gravitatoria de cualquier astro, utilizándose los medios científicos actuales; esos astros tendrían que ser enormes, estar a la suficiente distancia de nosotros y poseer una gran gravedad que le obliguen a que la tendencia a la curvatura sea mayor.
La expansión universal también es una gravedad, ya que tiene el poder de atraer expansivamente a toda la existencia del universo, atracción que se efectúa con casi perfecta rectitud; ya que cómo se puede expandirse o atraerse algo sino es en línea recta. Supongo que esas atracciones expansivas universales no influyen en las gravedades propias que disponga cada cuerpo celeste. Entonces, en el espacio exterior, en las fronteras gravitatorias entre la gravedad expansiva universal y las otras gravedades propias que posea cada cuerpo celeste, existirá un contraste entre el contraste de la gravedad expansiva del universo y la de esos astros gravitatorios. Contraste que muchos pensarán que será pasar de un espacio de tres dimensiones a un espacio curvo con otras dimensiones distintas. Y no es así, se pasa de un espacio de tres dimensiones a otro espacio de tres dimensiones, con las mismas dimensiones rectilíneas, pero a diferentes velocidades de atracción gravitatoria.
La gravedad induce a que en cualquier cuerpo celeste gravitatorio exista una dimensión casi perfectamente recta hacia abajo, o sea hacia el mismo centro de la gravedad. En el caso de la expansión universal, la dirección de su atracción se representaría como si fuese una dirección hacia abajo. Gracias a esa dimensión casi perfectamente recta que crea cualquier tipo de atracción espacial, o llámese gravedad, atracción de arriba hacia abajo, se posibilitarían las otras dos dimensiones también casi perfectamente rectas, una de derecha a izquierda y otra hacia adelante y hacia atrás, lo cual posibilitaría que existan infinidades de rectitudes en todas las direcciones posibles, ya que así lo posibilita el orden impuesto por la propia gravedad. Y de esa manera se completarían las tres dimensiones conocidas.
Es decir, la atracción de la existencia por la gravedad, se efectuaría en todas las direcciones rectilíneas posibles hacia el mismo centro de la gravedad; y lo mismo pasaría con todo lo que atrae la expansión universal porque la expansión universal actúa como si fuese una gravedad. La única diferencia, como ya he dicho antes, sería en la velocidad de atracción, que sería mucho mayor en la gravedad expansiva. El del cambio de velocidad, y no otro, sería el contraste que experimentaría un cuerpo al pasar de una gravedad a otra.
O sea, que la expansión universal es también una atracción gravitatoria, seguramente impulsada por un centro de gravedad universal. Eso posibilitaría que a medida que nuestro Sistema Solar se va acercando al centro gravitatorio universal, nuestro Sistema Solar adquiriese cada vez mayor velocidad; y aún mayores velocidades adquirirían las estrellas que estén aún más cerca del centro gravitatorio universal. Las cuales, por estar más cerca que nuestro Sol, de ese centro expansivo, se alejarían progresivamente de nuestro Sistema Solar. Y por eso mismo nuestra estrella también se alejará más de las estrellas más alejadas que la nuestra del centro de gravedad universal. Entonces, según eso, es inevitable que todas las estrellas entre sí se alejen unas de otras; y eso es lo que parece suceder en el universo. Según todo esto, podría ser, que el universo sea una especie de agujero negro sin fin, que atraería sin fin al universo hacia su centro de gravedad universal.
¿Cómo se relacionan las tres dimensiones entre sí?: Toda la existencia inducida por cualquier gravedad es atraída, con sus respectivas atracciones, a una misma velocidad, a un mismo tiempo, con un mismo orden, con una misma sincronía dinámica y con una misma rectitud hacia el mismo centro gravitatorio. Lo cual obliga a que toda la existencia atraída por la gravedad se mantenga enlazada y relacionada entre sí, con un mismo orden.
Sean del tipo de materias que sean; sean de diferentes pesos y dimensiones; estén lo alejadas que estén entre sí y estén a la altura que estén de la gravedad. Siempre que dichas materias pertenezcan a una misma gravedad, caigan a un mismo tiempo y a una misma altura, y no las frenen ninguna resistencia, caerán en el mismo tiempo, a la misma velocidad, con el mismo orden, con la misma sincronía dinámica y con la mima rectitud hacia el mismo punto central de la gravedad. Pero sin embargo, a medida que se acerquen al centro de gravedad aumentarán sus respectivas velocidades; pero manteniendo iguales, de manera sincronizada, sus velocidades, sus semejantes tiempos, sus semejantes sincronías dinámicas y sus semejantes rectitudes hacia el mismo centro de gravedad. Pero además, gracias a la gravedad, mantendrán sus paralelismos mutuos, o sea sus exactas rectitudes hacia todos los lados posibles. Así que de esa manera la gravedad actuará creando las tres dimensiones en toda la existencia inducida por la gravedad; ya que también la existencia acumulada dentro y fuera de la esfera gravitatoria experimentará las mismas atracciones gravitatorias; por tanto, también poseerán las mismas dimensiones. Eso quiere decir que es la gravedad la que crea las dimensiones, y estas sólo pueden ser dimensiones rectilíneas; y únicamente pueden ser tres.
No me digan que la gravedad no impone un orden sincronizado a la existencia; orden en la velocidad, en el tiempo, en el dinamismo, en la rectitud y en la dimensión de la materia. No me digan que la gravedad, gracia a sus atracciones, no es la creadora de las tres dimensiones; que a la vez son dimensiones universales ya que la expansión universal también es gravedad, puesto que atrae a todo el universo de forma rectilínea hacia los mismos lugares expansivos.
La existencia al ser atraída por la gravedad adquiere la calidad de materia, ya que la gravedad la mantiene unida y ordenada; originándose por ello las dimensiones representadas por las líneas rectas hacia todos los lados posibles; aunque todos los infinidades de lados posibles no se admiten como dimensiones individuales, ya que sólo se admiten como dimensiones las tres dimensiones conocidas que representan a todas las rectitudes.
Toda la existencia, gracias a la atracción de la gravedad, está enlazada de manera sincronizada mediante rectitudes perfectamente ordenadas; rectitudes representadas por las tres dimensiones conocidas. Además, no sólo la existencia al caer está inducida a poseer las tres dimensiones, sino también la existencia que está pegada al cuerpo rotatorio esférico inductor de la gravedad. Toda la existencia material interna de cualquier astro gravitatorio, se mantendrá como materia, gracias a sus correspondientes tres dimensiones, posibilitadas por el orden de la atracción rectilínea impuesto por la gravedad.
Si la existencia no fuese atraída por ninguna clase de gravedad; dicha existencia estaría desordenada, no podría formarse como materia. Ya que la materia para ser materia necesita que un orden gravitatorio le induzca un inducción, un orden, una sincronía, un dinamismo, un tiempo y las dimensiones rectilíneas necesarias para poder formar materia.
En un espacio totalmente curvo de dimensiones curvas no podrían existir las rectas. Sin embargo en un espacio de dimensiones totalmente rectilíneas sí que podrían existir las curvas; ya que las curvas no son curvas perfectas, sino prolongaciones desviadas de las rectas. Pero es que no pueden existir espacios totalmente curvos, puesto que todos los espacios universales están inducidos por las rectitudes de las atracciones expansivas y por las correspondientes gravedades rectilíneas de los cuerpos celestes que poseen gravedad. Y aunque el universo se expandiese de forma curva, esa atracción expansiva curvilínea no sería exactamente una curva, sino una recta curvándose.
Las tres dimensiones conocidas son dimensiones universales, no existen más dimensiones, ni otros tipos de dimensiones; ya que todo lo que existe en el universo está compuesto de las mismas clases de existencias, las cuales se tendrían que modificar para poder crear otras dimensiones distintas, y eso supondría transformar el universo entero. Y como comprenderán eso es una imposibilidad; el universo tiene sólo una clase de existencia y una clase de expansión, por tanto el universo sólo tiene tres dimensiones, las que les posibilitan las gravedades universales.
El hecho de que la Tierra tenga su propia gravedad que le posibilite sus propias dimensiones; y que cada planeta tenga sus propias gravedades con sus propias dimensiones y que el universo tenga su propia gravedad con sus propias dimensiones, no significa que las dimensiones sean distintas unas de otras. Todas las dimensiones son las mismas dimensiones; ya que todas las gravedades actúan de la misma manera, atraen hacia sí; lo que cambia son las velocidades. Unas gravedades, según sus rotaciones o dimensiones, podrán atraer a mayores o menores velocidades; pero las dimensiones serán las mismas, ya que todo se atraerá sincronizada y ordenadamente a la misma velocidad, tiempo, dinamismo y rectitud hacia su correspondiente centro de gravedad.
Registrado en Safe Creative el 5/05/2012 Autor: Salvador Sánchez Melgar Http://www.articulosnuevos.blogspot.comPensamiento, ciencia, vida, alma, ideas nuevas, inventos nuevos, articulos nuevos, ciencia ficción, poesías, filosofía, Universo, esencias, la nada, inteligencia, artículos, ciencia, memoria, robot, cerebro, humano, inteligencia artificial